domingo, noviembre 20, 2005

Jornada 12. Real Madrid 0-3 FC Barcelona


EL BARÇA LES SACA DE SUS CASILLAS
Editor Bufón/Imagenio-Casa de Alberto

No estaban sobre el campo ni el Atleti ni la Selección Española, ni tan siquiera el Cartagena luchando por su ansiado ascenso en los duros terrenos de la Segunda B. Pero era un partido tan importante por su seguimiento mediático que motivó nuestra atención. Y de qué manera.

Sobre el césped del Bernabéu sólo hubo un ciclón arrollador, un Barcelona en estado de gracia que jugó el balón con velocidad y claridad llegando a la frontal del área madridista con una facilidad insultante. Sólo la falta de definición y el excesivo "recreo" de sus estrellas en la suerte del gol, libró al Madrid de un castigo mucho mayor.

Arrancó el choque con un par de buenas acciones ofensivas del Madrid y los primeros minutos dejaron entrever un choque equilibrado y emocionante. Nada más lejos de la realidad, pues cumplido el minuto diez el Barcelona se había asentado definitivamente para derrochar hora y media de fútbol total. Tras un par de acercamientos peligrosos, Messi volvió a internarse por el centro de la defensa y el cruce de Etoo terminó de hundir los ánimos merengues. El camerunés "robó" el balón a su compañero, se giró entre dos defensas y remató rápido con la puntera lejos del alcance de Casillas. Comenzaba una noche de soledad e impotencia para el cancerbero madridista, quedaba aún mucho partido.

Entonces comenzó a jugar Ronaldinho. Hacía muchísimo tiempo que no veíamos al brasileño en este estado de forma, pletórico, con tal visión de juego y potencia en la arrancada. La banda izquierda del ataque culé se convirtió en una autopista para el lucimiento de Ronaldinho, que desquició totalmente a Ramos y a Salgado. El lateral gallego pudo incluso irse a los vestuarios expulsado si la llegada del descanso no salva a un Madrid con los nervios rotos y presa del desánimo y del desorden. A pesar de ello, la poca contundencia del Barcelona dejaba un inquietante 0-1 en el marcador y la sensación de que todavía podía haber partido.

La segunda mitad nos sacó de dudas: era imposible ayer otro resultado que la victoria rotunda del Barcelona, infinitamente superior a un Madrid vulgar y triste. Ronaldinho nos regaló dos goles espectaculares, arrancando desde el medio campo y dejando un reguero de cinturas rotas en su camino hacia la portería. Todo en sus dos goles fue plásticamente perfecto: las bicicletas, los recortes, el balón pegado al exterior de su bota, la definición colosal ante Casillas. Messi también cuajó un enorme partido aunque no anduvo fino ante la portería y el guardameta madridista pudo lucirse en un par de ocasiones. Pero sería injusto destacar nombres en una impecable lección de juego colectivo, al primer toque y vertical, que obligó a parte del público a ovacionar el último gol de Ronaldinho.

El Madrid fue un fantasma sobre el campo, un confuso conglomerado de nombres olvidados totalmente inoperante e incapaz de hilar algo de fútbol. Además, tuvo enfrente al mejor equipo del mundo, que ayer cuajó un partido memorable y nos regaló algunos de los mejores retazos de juego de las últimas décadas.

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