martes, noviembre 28, 2006

Jornada 12. Atlético 1 - Real Sociedad 1

Una Real con suerte saca los colores al Atlético
Sul. Estadio Vicente Calderón


Capaz de lo mejor y de lo peor. De fallar lo más fácil y de hacer lo más dificil. Así se define muchas veces al Atlético de Madrid, y así se corroboró una vez más en el último partido liguero. Jugaba la portería menos goleada contra la delantera menos goleadora. El quinto contra el último. Y aún así, el equipo sentenciado a perder mandó durante la mayoría del encuentro y sólo se alejó de la derrota por la mala fortuna de encajar un gol en propia puerta. Por lo menos el Zaragoza empató, y la Champions sigue estando a dos puntos.

Por tercera jornada consecutiva Javier Aguirre repitió alineación y durante los primeros minutos el equipo respondió. Las bandas circulaban con la misma fluidez de los últimos choques. Los centros desde las alas se sucedían pero como siempre nadie alcanzaba a rematarlos. Torres y Agüero no acababan de encontrar las cosquillas a los jovenes centrales de la real, 21 y 24 años, que hasta enero de este año jugaban en el filial blanquiazul de la segunda b. La superioridad colchonera era clara aunque el dominio no se viera reflejado en el marcador. La Real no intimidaba y no era dificil imaginar por qué llegaba al Manzanares con 4 puntos; hasta que a los 24 minutos Jesuli puso un excelente centro desde la izquierda para que Gari Uranga rematara a placer el 0 a 1. Una vez más alguien cantó, la defensa especialmente, y una vez más tocaba remontada en el Calderón. La Real no había hecho nada, había tenido mucha suerte, y el Atlético estaba dominando con claridad. Todo parecía indicar que con el paso de los minutos llegarían los goles rojiblancos, pero no fue así.
Los de San Sebastián se encerraron un poco más atrás, y el Atlético de Maniche y Luccin era incapaz de fabricar una ocasión distinta de un centro o un libre directo. El juego colchonero se resumía en lo de siempre: el central más habilidoso o Luccin en raso o Maniche en largo jugaban hacia el lateral que se incorporase, y éste, la mayoría de las veces acababa la jugada ya fuera con un centro o intentando combinar sin éxito con su extremo. No hubo ni una jugada por el centro. Agüero fue el único que intentó sorprender por esa línea, siempre recibiendo de espalda, y en ningún momento consiguió darse la vuelta y crear peligro.
Las dos únicas ocasiones de la primera mitad fueron un remate forzado de Galletti de cabeza que no supuso ningún esfuezo espectacular para el portero realista y una falta casi perfecta de Pernía que se colaba por toda la escuadra. Bravo justificó la suplencia del mediocre Riesgo, y voló hasta la cruceta para callar a todo un estadio que ya celebraba el gol.

La segunda mitad fue exactamente igual que la primera. El Atlético dominaba pero no lograba crear ninguna ocasión clara. Pernía lanzó de nuevo una falta magistral que otra vez Bravo despejó con brillantez.
Ante la falta de imaginación, Aguirre dio entrada a Jurado y Mista por Maniche y Pernía. Ni la perla de la cantera mandrilista ni el de Caravaca lograron combinar y dar ideas que desbarataran la defensa realista. Agüero comenzó a tocar un poco más el balón, pero las opciones seguían siendo muy reducidas. Cuando el argentino logra situarse en posición de encarar a la defensa, Torres se incrusta entre los centrales y Maniche y Jurado no se situan a su altura negando por tanto las posibilidades de pase. La única salida que resta son las bandas donde Galletti siempre se empeña en amagar el centro dejando a toda la defensa replegarse, para al final acabar centrando cuando ya no debe.
A 15 minutos del final, Bravo se resbaló en un pase en largo desde la derecha sin ningún peligro. El balón terminó golpeando en el pecho de un central con la suerte para el Atlético de que la pelota se introdujo en la portería. Todavía quedaba tiempo para marcar el segundo pero no se logró fabricar ninguna jugada más peligrosa que un tiro lejano.

Al final un empate lamentable que podía haber sido peor y la evidencia de que no se puede diseñar una plantilla sin un jugador de imaginación para el mediocampo. Tampoco acompañó la suerte una vez más. Como ante el Dépor o ante el Zaragoza, un tiro recibido un gol encajado. Si Aguirre no hubiera rechazado a Aimar... que por cierto juega en el Zaragoza que va por delante nuestro.

Leo Franco (1): No tocó el balón en todo el partido. Puede que si no hubiera estado tan metido en la portería hubiera podido cazar el centro del gol.
Seitaridis (3): Una locomotora. Sube y baja sin parar, se hace con facilidad con el hueco para centrar y no desprecia combinar con el centro.
Perea (1.5): Falló en el gol. Por bajo es imbatible.
Zé Castro (1,5): Falló en el gol. Sacó el balón con más garantias que las del de Madrigueras de Ardillas. Se emocionó bastante con el pase en largo.
Antonio López (3) y Pernía (2): Como en el partido anterior, formaron una máquina perfecta para el ala izquierda.
Luccin (2): Realizó su buen partido de esta temporada que consiste en dar serenidad a los centrales y poco más. Ningún pase de relumbrón. Ni ningún corte destacable.
Maniche (1): No apareció en el ataque ni sus pases supusieron un avance.
Galletti(1): Recorta y recorta para luego centrar sabiendo que nadie va a llegar.
Torres(1): Incrustado en la defensa y recibiendo de espaldas minimiza su rendimiento.
Agüero(1): Al igual que Torres, no tiene ninguna referencia y no puede combinar.
Jurado (1): No acaba de explotar. Necesita minutos.
Mista (1): Tampoco aportó ideas.
Aguirre (1,5): Buscó la victoria metiendo jugadores de ataques. Nunca debió rechazar a Aimar y eso lo vamos a pagar toda la temporada.

jueves, noviembre 23, 2006

Jornada 11. Levante 0 - Atlético 3

El Atlético conquista el Ciudad de Levante
Sul - PPV


Hasta hace tan sólo unas semanas todo parecía indicar que las malditas bajas iban a cargarse la temporada definitiva del retorno a la élite. Sin embargo, las dos últimas jornadas han supuesto un renacer en las esperanzas rojiblancas. Contra el Villarreal se disfrutó con un juego de tiempos mejores, y contra el Levante se ganó con la solvencia y la solidez de un equipo candidato al título.
Unos 2000 aficionados rojiblancos poblaron las gradas del Ciudad de Valencia dónde no dejaron de animar mientras se preguntaban con incredulidad ¿este año sí? Aunque parezca imposible, puede que sí.

Los once rojiblancos que tomaron la salida fueron los mismos que los de la jornada anterior. Dato interesante si partimos del conocimiento de que Aguirre estuvo 66 jornadas consecutivas sin repetir alineación entre su etapa rojilla y colchonera. Abolido el nefasto trivote que clama contra las leyes de la naturaleza y del sentido común, Agüero parece que por fin ha encontrado su sitio en el campo. El argentino ilusionó con magia en cada intervención. Lástima que no recibiera balones con la asiduidad que se merece.

Desde el primer minuto la industria pesada colchonera se apoderó del medio campo. Sin fabricar jugadas geniales, ni siquiera vistosas, la tanqueta Luccin se encargó de dar seguridad, y el Atlético, sin la ansiedad ni el cúmulo de despropósitos habituales, sin prisa pero sin pausa, roía la frontal y desgastaba las proximidades del área levantinista. La banda izquierda, formada por Pernía y Antonio López circulaba con fluidez, mientras en la derecha Seitaridis destacaba sobre la lentitud y las vueltas de peonza de Galletti. Los centros se sucedían sin llegar nunca a dar sensación de peligro aunque sí demostraban un claro dominio.
Pasado el ecuador de la primera mitad, el ‘Kun’ empezó a aparecer y a contribuir en la subida del balón mediante geniales controles orientados que recordaron a Messi. En un par de ocasiones sus jugadas fueron interrumpidas en faltas de las que ni Pernía ni Galletti obtuvieron fruto.
Sobre la treintena, Agüero y Antonio López sacaron petroleo de un saque de banda masificado. El lateral logró alcanzar una difícil cesión del ‘Kun’ y cuando se disponía a centrar fue arrollado sin compasión ni disimulo por el francés Dehu. Penalti claro. Torres tomó una vez más el camino hacia los 11 metros –y van tres esta temporada-. En esta ocasión, sobre la línea, Molina.
El de Fuenlabrada le pegó normal, a media altura y a medio metro del palo. Molina se tiró bien pero pesado y no llegó a tocar por escasos centímetros.
Durante el resto de la primera mitad el Levante luchó algo más pero sin llegar a disparar aún en jugada legal.

Nada más comenzar la segunda mitad, el Atlético, gracias a la mediación del 'Kun', tuvo una ocasión muy clara. Agüero se deshizo de todo lo que le salía al paso y abrió para Seitaridis que entraba sólo por la esquina del área, el griego estropeó la jugada tratando de realizar un centro corto por alto cuando hubiera sido mucho mejor avanzar unos metros para después chutar a gol o buscar el pase de la muerte ya por raso. Molina interceptó el centro desbaratando así el 0-2.
López Caro había dado entrada a dos delanteros y el conjunto blaugrana consiguió algo más de presencia en ataque. Aguirre se amedrentó y cuando todavía quedaba muchísimo retiró al ex de rojo por ‘el ministro’. La suerte se alió con el mexicano, puesto que pocos minutos después, Torres recibió un balón rebotado de espaldas a la defensa que le dejaba sin ningún obstáculo entre él y la portería aunque con todo el campo por recorrer. César se precipitó y le cazó en el tobillo siendo así expulsado por roja directa. Ya no hubo más color que el rojiblanco.
El 0 a 2 llegó tras un buen centro de Antonio López originado por una buena jugada de equipo. Maniche apareció desde atrás, justo lo que se espera de él, y cabeceó sin oposición.
El tercero comenzó con un centro de Seitaridis que al no ser despejado, acabó en Galletti que no tuvo más que dejar el balón raso hacia atrás para que Maniche rematara a placer y consiguiera su segundo tanto.

Con el tiempo cumplido el Levante consiguió marcar tras un saque de esquina pero el tanto fue invalidado por algo en el área. En todo el partido el Levante sólo remató 2 veces y en ocasiones invalidadas y eso dice mucho a favor del Atleti. Es cierto que no se realizó un partido brillante pero no se sufrió absolutamente nada y el Atlético dio la impresión de ser un equipo fortísimo como visitante por su solidez y su contraataque.

Leo Franco (s.c.): No intervino más que en una chilena invalidada y lo hizo con acierto.
Seitaridis (3): Defiende y ataca con garantías. De él se puede esperar un buen centro o incluso alguna buena jugada en carrera.
Zé Castro (2): Nadie echó en falta a Pablo. No le quema el balón en los pies.
Perea (3): Parece que ha vuelto el dios Perea, nacido en Turbo.
Pernía y Antonio López (2 y 3): Se compenetraron a la perfección e hicieron que su ala funcionara notablemente en ataque y bien en defensa.
Luccin (3): Es quien lleva el peso del equipo en estos momentos. Da serenidad a sus compañeros. Parece más acertado en el disparo aunque sigue sin marcar.
Maniche (3): De no haber sido por los dos tantos habría firmado su partido más flojo. Se ofreció poco y se obsesionó con retrasar siempre el balón hacia los centrales. Dos goles justifican su 3.
Galletti (2): No desentonó pero destroza muchas jugadas con sus caracoleos y su lentitud en el pase.
Agüero (3): Desprendió calidad en cada jugada. Controles grandísimos. Fue imparable en algunos momentos. La única pega es que participó poco.
Torres (2): Sigue sin brillar esta temporada. Realizó un partido aceptable sin más.
Aguirre (2,5): Por un lado sacó a Costinha por Agüero cuando todavía quedaba media hora y por otro el Atleti no sufrió y ganó 0-3. El tiempo dará más pistas sobre el verdadero valor de su labor.


lunes, noviembre 13, 2006

Jornada 10. Atlético 3 - 1 Villarreal


Delirios de grandeza
Colaborador Xelas-Vicente Calderón

Se presentaba el Atlético de Madrid ante una desoladora situación: cuatro partidos sin ganar, 373 minutos sin marcar un gol y, lo que es peor, la sensación generalizada de su hinchada de que se estaba ante “otra temporada igual”. Enfrente un Villarreal que no es el que era, pero que sigue contando en sus filas con jugadores como Riquelme y Forlan, más algún que otro buen fichaje, véase Cani o Nihat. Y fue quizás por eso, por la adversa situación, por lo que el Atlético se equivocó, y rompió a jugar. A jugar bien. Delirantemente bien.

Comenzó el encuentro con el habitual "show" arbitral, si bien éste suele suceder en minutos más avanzados. Seguramente la familia Burrull vio orgullosa desde la tele como su hijo se erigía en el gran protagonista del choque en estos primeros minutos, señalando faltas ridículas en la frontal del área atlética. De hecho en los primeros 14 minutos sólo hubo eso, una familia orgullosa de su hijo. El presente redactor no entiende por qué si hay un cambio se debe añadir medio minuto y cuando se tarda en sacar cuatro faltas 14 minutos no se debe añadir ninguno, pero desde luego, no pidamos más a los árbitros porque bastante tienen. En la última de estas faltas, Riquelme centró de forma precisa, e incomprensiblemente, cuatro jugadores del Villarreal llegaron solos para rematar ante la mirada impotente de Leo Franco, inaugurando así el marcador. Fue el único pero del Atlético en todo el encuentro, la pésima defensa a balón parado, déficit que ya llevamos arrastrando un buen tiempo.
Todo pintaba muy negro, pero sin embargo, la grada no se vino abajo, y el equipo tampoco. El Atlético se fue para delante, y lo más sorprendente, se fue para delante en juego y marcador. Fue una reacción de menos a más. Al principio tuvo llegadas “aleatorias”, esto es, no se sabe muy bien como se llega al área pero se llega (un ejemplo de ello puede ser el regate rupestre). Para este tipo de jugadas ayudó, y mucho, el cancerbero rival, Barbosa, que, cosas del destino, sustituía a Viera exactamente igual que el año pasado. Sin duda, este portero se equivocó de profesión y debiera haber sido portero de balonmano, ya que combinó grandes reflejos con una portentosa inutilidad para atrapar el cuero, además de un mal manejo del balón con los pies. Gracias a uno de los despejes defectuosos de éste, Maniche pudo haber igualado el tanteador, con un disparo lejano sin portero.

Sin embargo, al avanzar las líneas se dejaron más espacios, y en una buena internada del Villarreal, Forlán marcó el segundo. La suerte se alió con el Atlético y éste no subió al electrónico por teórico fuera de juego, y como el lector inteligente habrá podido intuir, evidentemente, fue gol legal. El Atlético siguió a lo suyo, cada vez con más coherencia y fe, dado que cada vez creaba ocasiones más claras y con más sentido. Primero avisó, con un gol anulado por supuesta mano de Maniche que el redactor y su acompañante no pudieron ver, pero al parecer la tele sí. Y luego marcó, a balón parado mediante una falta en el pico del área ejecutada por Pernía de manera directa, y en la que Zé Castro desvió para que el balón se colara al fondo de las mallas. El lector inteligente habrá adivinado nuevamente que la falta que lo originó no lo era, al ser la típica falta que obtiene el público por las injusticias anteriores. Sea como fuere, el Atlético empató, y, mejor aún, no se conformó.

Después de rachas de buen juego colectivo, el esfuerzo tuvo su premio. Torres regateó a varios rivales y fue derribado flagrantemente en el área por una entrada a ras de suelo. El árbitro pitó penalti, seguramente por el que no había pitado al “Kun” Agüero minutos antes. En todo caso acertó, y Torres marcó con facilidad, entre otras, gracias al balonmanista Barbosa, que se lanzó al suelo cuando Torres empezó a coger carrerilla. El Villarreal no intentó demasiado cuando estuvo a remolque en el marcador, no se sabe si por demérito propio o por mérito del Atleti, que siguió jugando a su antojo. En una de estas buenas jugadas llegó el tercero, con una muy buena definición del Kun, salvando por alto a Barbosa, que dicho sea de paso, llegó a realizar alguna parada de mérito en el resto de ocasiones rojiblancas, que no fueron pocas.

La anécdota del partido llegó con la entrada de Jose Mari, ex colchonero, ante una atronadora ovación al grito de “Jose, maricón”. Y ya se sabe lo que produce esta frase ante los jugadores de diferente categoría: los jugadores mediocres se ponen nerviosos y pueden llegar a fallar ocasiones a puerta vacía, los buenos a los que les falta mentalidad se obsesionan con los cánticos y cometen alguna locura, en este caso hacer una entrada tan dura como innecesaria a Seitaridis, y los mejores, ya se sabe, simplemente hacen callar.

Y lo grande, o mejor dicho locura, de este partido, es que el Atlético no jugó bien individualmente, jugó un gran fútbol de equipo. Se construyeron jugadas de auténtico lujo, de todos los tipos: por la banda, por el centro, pases cortos, largos, centros ,cambios de juego, tiros, cabezazos.....fue el partido más completo de la era Aguirre, y uno de los mejores de esta liga, sin duda. Mención especial merece la banda Pernía – Antonio López, un acierto total, ya que fue una vía eficiente para sacar el balón ante la presión rival. Desde luego el balón apenas circuló en terreno propio, muy de agradecer dada la tendencia del Atlético, como se dijo en artículos anteriores, a hacer un bucle infinito entre defensa y medio centros. Doce tiros a puerta, diez tiros fuera y trece corners es desde luego un bagaje que demuestra el gran fútbol del Atleti la noche del Sábado. Fue una locura sí, el Atlético de Madrid jugó realmente bien al fútbol.
Leo Franco (2): Bien durante el encuentro aunque tengo dudas con el gol encajado.
Seitaridis (3): Cada vez que intervino en ataque mostró gran calidad.
Pernía (3): Parecía que su inactividad podía pasarle factura, pero estuvo brillante en la salida del balón. Quizás algún error de marcaje.
Perea (2): Enorme en el corte, lamentable en el manejo del balón.
Zé Castro (2): Estuvo algo blando, pero realizó dos pases en largo meritorios. Podría ser buen complemento de Perea.
Antonio López (3): Cuando el alicantino está cerca del área y centra es sinónimo de peligro. Se adaptó bien a la posición de interior.
Luccin (3.5): Impecable, cuando tiene su día es perfecto. Hizo en cada momento lo que tenía que hacer, defendió y creó juego. Quedaría mal que el redactor suplente diera los primeros cuatro puntos, así que diremos que no tuvo visión de juego.
Galletti (2): La banda izquierda tuvo más protagonismo, pero desde luego cuando tuvo que jugar lo hizo bastante bien.
Maniche (2): Correcto en el pase, no cometió apenas errores. Estuvo bien posicionado para tener dos claras ocasiones, pero las erró.
Torres (3): Intermitente, después de sus lamentables actuaciones, tuvo dos jugadas de gran mérito, una de ellas la que provocó el penalti del segundo gol.
Agüero (3): KunKunKunKunKun marcó un golazo además de hacer varios recortes y jugadas personales preciosas, aunque a veces pecó de chupón.
Jurado (3): Demostró sus cualidades de gran pasador en vez de obcecarse con el regate como en el último partido.
Costinha (0): En realidad se merece un s.c, pero estoy convencido de que si hubiera jugado de inicio no hubiera aportado más de lo que lo hizo.
Gabi (s.c)
Aguirre (3):
Su planteamiento fue mucho más atrevido que en los últimos partidos y el equipo lo agradeció.
Pérez Burrull (0): En la línea de los hombres de negro.



lunes, noviembre 06, 2006

Jornada 9. Mallorca 0 - Atlético 0

De mal en peor
Sul. PPV

Ha habido que esperar a la novena jornada para que el Atlético y su afición se reencontrase con el horror de los últimos años. Las perdidas continuas de balón, la incapacidad de dar un pase hacia delante, la ausencia casi total de ocasiones y demás lacras, ya no son parte del pasado. Contra el Mallorca 'goyesco' se recuperó definitivamente el espíritu patético de los últimas campañas.

Aguirre repitió once titular, pero esta vez Maniche no rindió a un buen nivel y se notó. Cuando el Portugués tocaba el balón, tan sólo tenía por delante a Torres, Victor Bravo y Galletti. No es difícil imaginar lo que ocurría. Con un extremo en cada banda, lo habitual es que las jugadas de ataque se trenzaran entre 3 jugadores -Bravo o Galletti, según la banda que se tomara, más Torres y Maniche- y así no hay modo de ganar un partido.

La primera mitad no dejó ninguna jugada de peligro para los madrileños. Los isleños sin embargo dispusieron de una volea de Arango que se marchó rozando el palo y de un mano a mano incorrectamente invalidado que al final acabó impactando contra el poste. ¿El problema del Atleti? el de siempre. Luccin baja a recibir si es que la defensa no ha dado un pelotazo ya. Se da la vuelta si no la devuelve antes al central, y de ahí el balón ya no avanza. Como mucho puede acabar en algún lateral que se sume o en Maniche si se acerca lo suficiente. Si la pelota toma la dirección del lateral, entonces el balón acabará muriendo en la banda o en un centro que será fácil e irremediablemente despejado. Si el esférico llega a los pies del luso, en ese caso puede que acabe en un pase en largo al extremo, pero también puede que acabe en el central de nuevo, y así se repetirá el ciclo infinitamente, comentiéndo los mismos errores por toda la eternidad. En el principio de liga, Mista solucionaba gran parte de este problema siendo él el enlace con la línea más avanzada. Ahora con un delantero, un canterano, Galletti que se vuelve loco y el trivote, es imposible fabricar ni una ocasión.

En la segunda mitad el Mallorca dominó más, pero el Atleti con la entrada de Agüero tuvo alguna ocasión de peligro. Luccin pudo marcar con su disparo potente tras el saque de una falta, pero Prats repelió y como siempre no había nadie atento al rechace.
Los bermellones salían con muchas más facilidades que el Atlético y merodeaban el área de Leo. No hubiera sido raro recibir el primer gol y que el partido se hubiera acabado sin más. Pero el Mallorca en ataque dista mucho de ser un equipo rentable y el Atlético logró no encajar. En el área rival, Agüero de vez en cuando capturaba un balón en condiciones y conseguía avanzar unos metros sorteando leñeros hasta ser derribado. En una ocasión se encontró con un balón llovido cerca de la frontal, que empalmó botando y entre los tres palos. Prats despejó abortando así la ocasión más clara del Atlético en todo el encuentro.
En los últimos minutos Tristán estuvo a centímetros de llegar a un pase que le dejaba solo ante Leo. La fortuna decidió no ensañarse más con el Atlético y al final se firmaron tablas.

Para batir al Levante se especula con la entrada de Agüero y Jurado en ataque. Zé Castro sustituirá a Pablo en defensa. La clave estará en si jugaremos con 10 automutilándonos con Costinha en el once, o, si jugaremos con Maniche y Luccin y 4 hombres por delante.

Leo Franco (2): orden y poco trabajo.
A. López (1): no aporta nada.
Perea (3): yo jugaría con defensa de 3, con Perea como único central.
Pablo (1): lo que ofrece ya lo hace Perea.
Seitaridis (3): lo único bueno de todo el partido. Sube mucho la banda y con acierto. Es capaz de resolver situaciones enrevesadas.
Costinha (1): tampoco aporta nada.
Luccin (1): otro jugador que puede ser ampliamente mejorable.
Maniche (1): solo supo devolver el balón al central una y otra vez.
Galletti (1): como todo el ataque recibió balones con cuentagotas.
Torres (1): sigue aislado.
Victor Bravo (1): perdió muchos balones. No desbordó ni una vez.
Zé Castro (2): apunta maneras.
Pernía (1): se le vio más que a Victor Bravo.
Agüero (2): debe ser titular ya.
Aguirre (0): el trivote no tenía sentido para este partido -ni para ninguno-. Agüero debió salir mucho antes.


miércoles, noviembre 01, 2006

Jornada 8. Atlético 0 - Zaragoza 1

De vuelta a la Tierra
Sul. Estadio Vicente Calderón

Por tercera vez en poco más de una semana el Atlético de Madrid perdió por la mínima y sin merecerlo. Contra el Deportivo debió llevarse los tres puntos, contra el Levante un empate hubiera sido lo más justo y contra el Zaragoza la victoria de nuevo.
El juego de los rojiblancos mejoró sensiblemente respecto al del partido de copa, aunque no se alcanzó el nivel desplegado en Riazor.
La novedad en el once fue el canterano Victor Bravo que ocupó la banda izquierda. El extremo zurdo cuajó un buen partido y dio la impresión de ser un jugador con el que se puede contar para perfilar el equipo titular de cada domingo.

La primera parte transcurrió con el típico dominio rojiblanco sin ocasiones claras que acompaña a los colchoneros en los partidos en el Calderón. Generalmente el equipo rival suele fabricar una o dos situaciones que ponen en apuros a la defensa y meta rojiblanca, pero en esta ocasión no sucedió así. El Zaragoza ni siquiera intimidó.
El ataque atlético se mostraba escaso de argumentos. La jugada más socorrida consistía en las aperturas de Maniche hacia las bandas para que Galletti, Seitaridis o Bravo centraran. Como siempre, la defensa rival se hartó de despejar balones, ya que sólo Torres y alguno más suelen estar en el área para recibir el centro. Por si fuera poco, lo habitual es que los delanteros se escondan detrás de los zagueros para así eliminar toda posibilidad de marcar. No obstante, tras 150.000 intentos, Luccin se encontró solo en el segundo palo con un balón colgado por Torres. El francés cabeceó fuera cuando tenía toda la portería para él. Los maños no reaccionaron y el Atleti siguió a lo suyo.
Hacia el final de la primera mitad, Bravo recogió un despeje y aprovechando el desorden defensivo, colgó un balón para Galletti que entraba solo y con todo. El argentino remató de cabeza demasiado cerca del arquero, dándole la pequeña oportunidad de realizar la parada de la noche como así se produjo.

Tras la reanudación el Zaragoza lo intentó un poco más dejando muchos espacios, una situación que en teoría debía beneficiar a la plantilla rojiblanca por la velocidad de Torres y por dar aliento al trivote rojiblanco. En teoría, puesto que en la práctica la lentitud de Galletti -que una y otra vez se empeñaba en encerrarse en la banda o en darse la vuelta en vez de arriesgar con pases interesantes- y las continuas perdidas de balón de Jurado -entró sustituyendo a Castanha y nunca conseguió salir del primer regate a pesar de sus mil intentos-, acabaron por abortar toda posibilidad de inaugurar el marcador. El 'Kun' entró por Bravo cuando tan solo restaban 20 minutos de partido, y corroboró que cuando recibe con cierta libertad es un jugadorazo. Todo lo contrario que si se le presiona donde empeora como cualquier otro mundano.
A 5 minutos del final, los aragoneses enlazaron una jugada decentilla que tras un rebote acabó materializándose cutremente. Mención especial merece la actuación de Seitaridis. El internacional griego había recibido una falta, y según el club debería haber permanecido en el campo para que el colegiado hubiera parado el juego. Sinceramente no creo que el jugador tenga culpa alguna, ni creo que el club deba fomentar el estilo de juego de otros equipos como Madrid o Sevilla. La verdad es que fue la primera y última ocasión con peligro del Zaragoza. Un castigo excesivo para el Atlético.


Leo Franco (2): no tuvo trabajo ni culpa en el gol.
A. López (1): sus centros y sus internadas son simbólicas. No destaca tampoco por su gran labor defensiva.
Perea (3): jugando él, Pablo sobra. Le falta el juego aéreo.
Pablo (0): no tocó el balón. No sirve para nada.
Seitaridis (2): está en todas las jugadas a veces bien y a veces mal. Dobla y desdobla a Galletti continuamente.
Costinha (2): cumplió en su misión destructora.
Luccin (2): mantuvo su nivel de esta temporada.
Maniche (3): es el único jugador de toda la plantilla que pasa hacia delante. El problema del medio del campo es que tenemos a tres jugadores para hacer vulgarmente el trabajo que deberían hacer sólo dos.
Galletti (1): una buena primera mitad, pero una segunda en la que se mareó a sí mismo. Siempre intenta el centro cuando ya se ha colocado la defensa y los zagueros son mayoría infinita.
Bravo (2): en ningún momento pareció un jugador de segunda b.
Torres (2): más solo que nunca y recibiendo melones.
Jurado (0): siempre chupa, siempre intenta desbordar y todavía no se ha ido de nadie en ningún partido.
Agüero (2): debe explotar ya o se habrá disipado el mejor jugador del mundo.
Valera (s.c.): en 6 minutos no pudo hacerlo mal.

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