viernes, abril 20, 2007

Jornada 29. Villarreal 0 - 1 Atlético


INSTINTO DE SUPERVIVENCIA
Editor Bufón-Canal Pus


Quizá nos ayudaron los pensamientos positivos de los que antes eran malos, tal vez la Fortuna haya decidido dejar de clavar sus fieros colmillos en la carne atlética o, simplemente, el destino derrotista de nuestros colores pasó de largo. Una jugada polémica, que ha enfrentado los criterios de nuestros dos redactores, dio los tres puntos al equipo colchonero y le mantuvo aferrado al sueño europeo.

El Atlético se asemejó al conjunto ordenado y con las ideas claras que, en la primera vuelta de la Liga, se convirtió en un visitante más que peligroso. Salió muy enchufado al partido aunque el primer despiste defensivo pudo costar caro: terminó en un taconazo de Josico que lamió la cepa del poste de Leo. Aparte de este tremendo susto, Luccin y especialmente Gabi controlaron el centro del campo y junto con Galletti y Torres mantuvieron la pelota cerca del área amarilla. Así, una buena llegada de Galletti la rechazó con apuros Viera y Agüero no acertó a pescar el rechace, que Torres estrelló posteriormente en el cuerpo de un defensa. Eller también desaprovechó en un córner un cabezazo a bocajarro tras una ‘cantada’ de Viera, quien pidió una falta inexistente hasta llevarse una justa amarilla. La falta de puntería comenzaba a lastrar a los rojiblancos, hasta que llegó la jugada de la semana.

Tras un córner, Torres cayó sobre Guille Franco y el mejicano se quedó tendido en el área chica de Viera. El rechace llegó hasta la banda derecha, donde Agüero recortó, miró al área y puso un buen centro. Alguien prolongó de cabeza y Eller, habilitado por Guille Franco, remató a gol. Y se armó el belén. Personalmente, sin que mi opinión represente a mis compañeros de crónicas, creo que el ‘Kun’ no vio a Guille y que Eller, aunque lo viera, estaba obligado a rematar el balón. En una jugada tan rápida y confusa, nadie sabe lo que ha ocurrido porque todo el mundo mira el balón y a su marcador, hay 21 jugadores junto al área y es imposible que los futbolistas estén pendientes de eso. Si Agüero o cualquier otro hubiese visto a Franco en el suelo, todos hubierámos dudado seriamente si estaba concentrado en el partido o viéndolas venir. En cuanto a las peticiones absurdas de dejarnos marcar un gol para compensar… en fin, creo que no hace falta comentario ninguno. Esperemos que esta polémica innecesaria sirva para que se establezca un acuerdo claro sobre lo que se debe hacer en estos casos: si el árbitro no considera que el futbolista tendido sobre el césped obstaculiza seriamente la jugada, ésta debe continuar.

Guille Franco fue la viva estampa del victimismo más indigno, porque tras retorcerse de dolor durante tres minutos, lanzó una salvaje entrada a Luccin que mereció una roja directa. Por mucho que Pellegrini le retirara en el descanso, en un lamentable intento de aparentar que estaba lesionado, el delantero mexicano dejó a las claras que no padecía ningún mal, si exceptuamos la cara dura de simular cojera cuando le enfocaban las cámaras.

Se llegó al descanso con ventaja en el marcador y una cierta superioridad en el juego. Poco a poco, al ver que el segundo gol no llegaba, Aguirre comenzó a acobardarse. Así llegaron los Pernía y Costinha y fuimos retrocediendo hasta las fauces de la caverna. El Villarreal consiguió los metros que le habían faltado hasta entonces y comenzó un auténtico asedio, sin demasiado criterio pero empujando con balonazos frontales. De nada sirvieron un par de ocasiones de Torres, otra de Kun, una más de Gabi… como siempre, hubo que sufrir.

Entonces se lamentaron las ocasiones perdidas, el mal día de Agüero… pero especialmente el miedo cerval de Aguirre a ampliar un marcador tan rácano. Entonces llegó el último acto del sufrimiento. Galletti lanzó la enésima contra, el autopase se le fue doscientos metros pero cayó a los pies de Gabi. Éste, desafortunadísimo de cara a puerta, galopó hasta el área amarilla y cuando soltaba el balón, probablemente hacia ninguna parte, recibió una patada de Pirés. El francés se marchó al vestuario y Torres tembló desde los 11 metros. Miró hacia el suelo, perdió la mirada en el césped, fue al disparo y la telegrafió. Viera adivinó el lanzamiento y todo se puso otra vez oscuro, los nubarrones asolaron el Madrigal y Torres ni siquiera maldijo. Se lamentó levemente, como el que sufre una maldición divina, como aquél que no puede hacer nada por escapar del azote implacable de la tradición perdedora del Pupas.

Por suerte, el árbitro no inventó ningún penalti en nuestro área. José Mari, otro ser indigno que escupe contra sus antiguos colores, se autoenganchó con Perea pero por una vez los hados fueron benignos. El Atlético escapó de Villarreal envuelto en la polémica, en las malas formas de la directiva local amenazando a la nuestra, contra la marea de las acusaciones indignas de la tropa del Plus que lanzaba el “aquelarre” el 13 de marzo. Es el sino atlético, ganar con un pie en la agonía y el otro en la incompresión. Ojalá tengamos, dentro de unos meses, los dos pies en Europa.

Leo Franco (2): seguro en el juego aéreo pero sin demasiadas intervenciones.
Perea (2): mejoró notablemente su última actuación en el costado derecho.
Eller (2): tiene llegada aunque arrastra la formación marrullera del fútbol turco.
Pablo (2): extraordinario en el corte y la anticipación.
Antonio López (1): el más flojito de la zaga.
Luccin (1): continúa en un severo bache de juego.
Gabi (2): completó uno de sus mejores partidos como rojiblanco, aunque estuvo pésimo de cara al gol.
Jurado (2): en su línea de alternar jugadas de categoría con pérdidas ridículas.
Galletti (2): rápido y vertical aunque anclado en su escasa galería de recortes.
Torres (2): combinó jugadas grandiosas con la inmadurez del penalti.
Agüero(1): apagado cerca del área y torpe en la definición. A pesar de ello, sigue teniendo una chispa muy especial.
Pernía (1): no aportó absolutamente nada.
Costinha (0): trajo el pánico a la afición, porque perdimos el balón, retrocedimos 20 metros y la solución del “ministro” fue repartir patadas a diestro y siniestro.
Mista (sc)
Aguirre (0):
cagón.

miércoles, abril 04, 2007

Jornada 28. Atlético 1 - 1 Mallorca


LA PESADILLA CONTINÚA

PPS (pagar por sufrir)-Editor Bufón

Las dos semanas de parón no han sentado nada bien a un conjunto en descomposición. Las declaraciones fuera de tono de Maniche, Torres o Aguirre sólo presagian lo peor: una cuesta abajo sin frenos, que nos sacará de la UEFA ante el empuje de equipos de la entidad del Getafe o el Racing de Santander. El partido contra el Mallorca fue sólo el anuncio de los horrores por venir.

El inicio fue espantoso, para echarse a temblar. Ninguno de los dos equipos daba dos pases seguidos, todo eran imprecisiones, pedradas y juego espeso y turbio. Nadie era capaz de alzar la vista y buscar un cambio de orientación, un pase en largo, algún balón normalito que desahogara un poco el atasco en el que estaba sumido el partido.

El gol de Torres fue la primera acción correcta de todo el encuentro. Jurado buscó un pase al hueco y el madrileño aprovechó su velocidad para anticiparse a Moyá y picarle la pelota. El partido estaba donde quería Aguirre, se ponía pronto en ventaja ante un equipo muy flojo, un Mallorca que apareció por Madrid a ver si caía algo y armado con muy pobres recursos. Ni por ésas.

La línea defensiva rojiblanca fue la peor en mucho tiempo: Perea daba pena, Eller no sabe muy bien de qué va esto del fútbol y Antonio López estaba lentísimo. Pablo, el mastuerzo de Madrigueras, fue el único que se salvó de la quema. El mediocampo no fue mejor: Luccin sólo creó peligro en la portería propia mientras que Jurado alternó genialidades con torpezas imperdonables. Y arriba ni la olieron. A pesar de todo, el Atlético jugó bien hasta el descanso. Matizemos: jugó decentemente, con algunos minutos buenos frente a un rival patético. La llegada del descanso no parecía presagiar que la banda de Manzano iba a arrancar un punto de su visita al coliseo colchonero.

La segunda parte se define bien en la jugada del gol balear: Antonio López no defiende su banda, el centro se lo zampa Perea y Arango remata a placer. Ineptitud, lentitud, falta de compromiso, desmotivación, desidia. Este equipo no juega mejor por dos claras razones: no tiene más calidad y, además, no lo intenta. Ignoro qué ocurre dentro del vestuario, pero el mal ambiente se traslada al campo y se muestra en imágenes preocupantes: jugadores que se pasean con el partido empatado, otros que se gritan entre ellos, algunos que intentan hacer solos la jugada… Aguirre no ha conseguido construir un equipo y lo peor de todo es que ya ha arrojado la toalla.

La tardía entrada de Agüero no salvó al equipo del empate. Me gustaría saber a qué intentaba jugar el preparador mexicano con Torres aislado en la punta, Mista mariposeando de un lado a otro, Jurado tan pronto en la izquierda como organizando, el incapaz de Gabi dando vueltas al círculo central, Luccin jugando hacia atrás y Galletti haciendo el vándalo por su banda. Pasaron los minutos y así era imposible, por la simple razón de que nadie puso algo especial de su parte: una arrancada llena de rabia, una presión agresiva, cualquier detalle que denotara orgullo, casta, ambición.

O simplemente vergüenza ante el triste espectáculo de arrastrar la camiseta a rayas sin dignidad, mientras el rojo se destiñe y va dejando paso a la triste camiseta interior de los mercenarios. Bajando a la alcantarilla…



Leo Franco (sc): no toca el balón y cuando éste ronda sus inmediaciones no es capaz de salvar a su equipo con una genialidad.
Perea (-1): cualquier otro experimento de esta índole puede matarnos. Que vuelva Seitaridis urgentemente.
Eller (0): es difícil dar razones, pero no me gusta nada de nada.
Pablo (1): cumplió.
Antonio López (0): indolencia y vaguería galopantes. Además, está fuera de forma: su silueta cada vez se asemeja más a la de Gordillo. Verle correr a cámara lenta recuerda a la escena de la playa de “Carros de fuego”, aunque el resto corren a velocidad normal.
Luccin (0): un peligro constante para su área.
Gabi (1): el chaval no sabe hacer más, aunque en éste caso tuvo que soportar además las patochadas de Luccin.
Jurado (2): protagonizó muchas acciones de mérito pero las hizo olvidar con absurdas pérdidas de balón y una patética defensa de la banda izquierda.
Galletti (1): recortes, desplomes, algo de brega demagógica pero poco a donde agarrarse.
Mista (1): sus mejores minutos coincidieron con los de buen juego local, aunque después desapareció.
Torres (2): volvió a galopar solo, como un jinete solitario a la conquista de la nada.
Agüero (1): no tuvo mucho tiempo ni estuvo especialmente inspirado, aunque es el único que parece capaz de solucionar entuertos como éste.


Marqués (1): le puso ganas pero no tuvo tiempo para mucho. ¿Cuándo terminará su ciclo de jugar dos minutos-ser cedido-jugar dos minutos


domingo, marzo 11, 2007

Jornada 25. Recreativo 1 - Atlético 0

Aguirre es idiota
Sul. Canal +

Todas las semanas cuando comienzo a escribir la crónica me invade la misma idea. Siempre es la misma sensación. Supongo que gran parte de la culpa es mía por carecer de imaginación y ser un pesado, pero intuyo que, tal vez, quizás, exista una pizca de complicidad por parte de Aguirre.
Costinha y Maniche por el centro, Antonio López por la izquierda y Jurado por la derecha. Coge la pelota un central, o un lateral, me da igual, la pregunta que me hago es, ¿cómo saca el balón? No hay repuesta, simplemente no puede. Me imagino a Perea acercándose entre sudores a la mitad de la cancha. A Costinha haciendo que se acerca sin aproximarse, y a Maniche situándose detrás de algún jugador del equipo rival. Al final, Seitaridis se ofrecerá a subir la banda, él solo sin ningún apoyo, para acabar perdiendo el balón ya que no tendrá nadie a quien pasar.
Semana
tras semana lo mismo. Si con Luccin ya lo pasamos mal, con Costinha por qué iba a ser más fácil. A pesar de lo evidente, una vez más se cometió el mismo error. Y una vez más sucedió lo que hasta un niño de tres años ya habría inferido. Pérdida por la mínima, ninguna jugada fabricada con algo de chispa y ocasiones contadas. Nadie se ha dado cuenta de que el Atleti lleva ya 5 años perdiendo partidos por la mínima sin que su rival haga absolutamente nada? Los perdemos nosotros frenándonos voluntariamente. Lo repetiré por milésima vez, si juegas con Costinhas o Zahínos te superarán constantemente hasta que te marquen un gol y a partir de ese instante se limitarán a presionar en el mediocampo y a defender cómodamente los pelotazos y los 1 contra 1000. Además a este Atleti se le empieza conocer y ha ganado ya muchos partidos por la mínima queperfectamente podrían haber caído para el otro lado. De seguir jugando así, seguramente hasta la UEFA se escape, puesto que hay muchos equipos que vienen fuerte desde atrás y el Atlético es especialista en hundirse al final de campaña. Y mejor no mencionar los partidos clave, tampoco los ganamos nunca.
Sí, mi pronóstico es altamante pesimista, pero es que cada quince días tropezamos en la misma piedra y no percibo conciencia de ello en ningún protagonista. ¿Por qué iba a dejar de ocurrir?

Sin novedad, el Atlético afrontó el partido mucho menos motivado que su rival y a los 15 minutos ya había cometido dos penalties de lo más estúpido. Sin ninguna dificultad el Recre superó en velocidad una y otra vez a la conexión lusa rojiblanca y los contraataques a pesar de estar formados por Uche y alguno más pusieron nerviosos a Zé Castro y Seitaridis.
El portugués se empeñó en forcejear con Uche cuando ya había perdido la posición y cuando el delantero no tenía tan fácil terminar satisfactoriamente la jugada ya que nadie le acompañaba y además se encontraba muy escorado. A pesar de todo Zé Castro se esforzó todo lo posible porque pareciera penalti y lo consiguió. Si lo fue o no, es realmente difícil de saber. Sinama Pongolle transformó brillantemente.
Pocos minutos después, Seitaridis superó a su compañero y derribó otra vez a Uche cuando éste corría hacia
el córner y tampoco disponía de apoyo. Sinama de nuevo se encargó de lanzar pero esta vez disparó fuera. A partir de ese instante el Atlético dominó pero sin ninguna llegada. Lo de siempre. Costinha retrasó o perdió sin excepción todo tipo de balones y no fue capaz de recuperar nada sin cometer falta. El Atlético sólo disparó una vez entre los tres palos. El 'Kun', el único que generó peligro, se fue con facilidad por la banda y quebró después hacia el centro. Cedió el testigo a Jurado que chutó con el interior, a media altura y pegado al palo derecho. López Vallejo se estiró bien y evitó el empate.

La falta de ideas y el marcador indicaban que Mista o Gabi saltarían al campo por 'el ministro' tras el descanso. Sin embargo, Aguirre retiró a Perea por Gabi con la excusa verdadera de que el colombiano se había torcido el tobillo. Con Gabi en la media, el Atlético empujó un poco más y gozó de más verticalidad. Las llegadas sin pegada se hicieron habituales y con la entrada de Mista, surgieron por insistencia las ocasiones claras. Agüero y Torres tuvieron en sus botas, en idénticas jugadas, el empate. El español cruzó en exceso y el argentino se encontró con el meta colombino.
Al contragolpe, el Recre pudo sentenciar, sin embargo la inoperancia de Javi Guerrero y de Uche permitieron seguir soñando con el empate. Antes del final, Zé Castro cabeceó un corner que fue despejado bajo palos y ya en el último minuto, Torres remató de chilena rastrera al travesaño.
Al final Aguirre consiguió el mismo objetivo que Ferrando, Manzano o Bianchi, perder por un gol.

Parece que el Atlético empieza a desinflarse. Aguirre ha jugado demasiado con la suerte. En la primera vuelta se ganaron muchos partidos en los últimos minutos y por la mínima. Era cuestión de tiempo que el juego mediocre empezara a pasar factura. 5 puntos de 18 posibles en la segunda vuelta. Lo peor de todo es que cuando el Atleti apuesta por jugar: que es cuando Galletti y Jurado ocupan las bandas y cuando Luccin y Maniche están medianamente entonados, las opciones de victoria son reales, pero hay quien seguirá empeñándose en sacar a los costinhas para empezar perdiendo y acabar perdiendo.

Leo (2): Poco trabajo
Seitaridis (0): Cometió un penalti ridículo
Zé Castro (0): Cometió otro penalti ridículo
Perea (3): El único decente de toda la defensa
Pernía (1): Errores continuos
A. López (1): No era su posición y se ha olvidado hasta de centrar
Costinha (-1): Lo peor
Maniche (0): Ni se le vio
Jurado (2): Aceptable
Torres (2): No tuvo ningún apoyo
Kun (3): Cada vez se el ve más adaptado a la liga española. Es cuestión de tiempo que él solito empieza a ganar partidos.
Mista (1): Muy lento
Gabi (2): Dio pases en vertical!

domingo, febrero 25, 2007

Jornada 24. Atlético 1 - 1 Madrid

Conspiración
Editor Bufón-La Secta

El fútbol español no es un juego, no es un deporte, es una ficción llena de engaños y trampas que en ocasiones pueden pasarse de la raya. Este partido pasa a la historia como un bochornoso teatro de marionetas donde once héroes se partieron el pecho por los colores rojiblancos para terminar siendo expoliados por la insaciable avaricia del poderoso. Un Madrid impotente, entregado a las patadas y los codazos, no contó entre sus filas con un colegiado inoperante o dadivoso que les regalara el partido. Fue mucho más sangrante y notorio. Daudén Ibáñez y sus asistentes pitaron con intencionalidad a favor de los visitantes, recibiendo órdenes directas de arriba porque ni siquiera de la propia iniciativa de un único árbitro se puede esperar un descaro de este calibre. Y esto hay que expresarlo con claridad porque es un hecho objetivo: esta noche se produjo un grave delito, tipificado como apropiación indebida o hurto con los agravantes de nocturnidad y madridismo. Nada nuevo pero con peores formas que nunca.
El Atlético se dedicó a jugar al fútbol, no contestó las agresiones ni la humillante pasividad arbitral, fue noble y deportivo hasta el final. Cuando Salgado, que debía llevar media hora expulsado, cayó al suelo en un choque con Mista, el cronómetro marcaba el minuto 42. El murciano se echó al suelo e hizo de improvisada camilla bajo su rival para impedir que el golpe en las costillas le dejara sin respiración. Un gesto impresionante hacia quien no lo merece, dejando ir los últimos minutos de un partido porque hay cosas más importantes que el resultado. Es preferible perder así dos puntos tras un partido glorioso que marcharse a casa en la oscuridad tras un partido miserable, llevándose en el bolsillo un punto robado gracias a la iniquidad del colegiado y a la puñetera suerte. El sentido de la belleza y de la vergüenza separan a un atlético y a un madridista y es como hablar del día y la noche, del bien y del mal. Pero en la vida el mal tiene demasiado poder.
El arranque fue esperpéntico, los primeros 30 segundos fueron de precipitación y locura en los locales. Todo aparentaba ser como siempre: nervios, ansiedad y alocamiento que iban a terminar como siempre, con una goleada de los malos. Pero no fue así. El Atlético se puso a jugar el fútbol y dio gloria verlo. Perea, Zé Castro y Antonio López se anticiparon siempre, mientras que Seitaridis hizo uno de los mejores partidos que recuerdo a un lateral. Acompañó un increíble despliegue físico con toque de balón y visión de juego en el pase y la jugada personal. Por delante Maniche cumplió y Luccin robó y distribuyó como en sus mejores días. Galletti trabajó mucho y bien mientras que su compañero en la izquierda, Jurado, firmó un partidazo tremendo. Aunque la presión y el robo comenzó en los puntas, Torres y Agüero, dos perros de presa que se llevaron todos los balones que pasaron por sus cercanías y crearon incontables ocasiones a pesar de la dureza desproporcionada de sus marcadores.
Poco tardaron los colchoneros en adelantarse. Torres robó, Torres abrió a banda y Galletti avanzó por la derecha. Puso un buen centro y Torres controló, Torres dejó botar el balón, Torres se echó un poco encima de la pelota pero la golpeó muy bien, con bote y ajustada, hacia el palo largo de Casillas. Era el comienzo de una goleada que no estaba prevista en el guión, que no satisfacía a los que mecen los hilos del teatro, que no gustaba a aquéllos que se creen que nuestra pasión es su negocio. Una falta de Antonio López intentó cabecearla Agüero pero fue flagrantemente derribado, el balón dio en el palo de Casillas y Perea remachó en boca de gol. El juez de línea corrió hacia el mediocampo pero Helguera levantó la mano y algo se encendió en la simple mente del linier. No podía ser. 2-0 para los de casa era un marcador prohibido. Levantó la bandera señalando algo, fuera de juego dijeron en los medios. Daudén pitó a rebato y comenzó la tomadura de pelo, el saqueo, el insulto hacia los amantes del fútbol. Hoy no se iba a reparar en medios para detener a un Atlético inspirado, había que sostener el púgil vapuleado con todos los medios al alcance. Así se hizo.
Poco se puede comentar de la primera parte. El Atlético llegó una y otra vez, tiró siempre fuera, lanzó cientos de córners y todos sin peligro, cortó miles de balones y tuvo la pelota todo el tiempo. Jurado ridiculizó a su par, Agüero y Torres dejaron a Cannavaro sin su enésima cadera de la temporada y Helguera ni los vio venir. Un ejemplo fue la mejor jugada del partido, un tiqui-taca del dúo atacante que terminó con una gran apertura hacia Galletti. Éste estuvo algo lento pero dejó pasar a Helguera, le recortó y le mandó de nuevo a pastar, tiró con la izquierda y Casillas sacó una manopla alucinante. Los malos llegaron en una sola ocasión, a su manera, cometiendo juego peligroso y a trompicones, en fuera de juego, llevándose rebotes y empujando a los rivales. Cannavaro la tuvo en el punto de penalty y Gago se apartó. El italiano sólo sabe pegarle a las cosas y le crujió al suelo, se partió todos los metatarsianos y Leo atajó el balón, flojo y al centro. Pero podía pasar y todos sabíamos que pasaría. Por cualquier medio pero el Madrid no podía perder. 1-0 al descanso, este resultado era inaceptable.
La segunda parte fue otro monólogo aún más desequilibrado, Daudén tuvo que sacar una cara más dura que el cemento para perdonar al menos 6 expulsiones a Cannavaro, 2 a Salgado, 1 a Helguera y 2 a Diarrá. Me duele mucho no estar exagerando por una vez en mi vida, pero por desgracia no es necesario hacerlo. El Madrid sacó a Cassano, gordo y lento, con pinta de futbolista retirado. Guti se arrastró por el campo y se revolcó por el suelo para rapiñar tarjetas y Gago fue sustituido. Capello volvió a sus favoritos y con Emerson a su nivel habitual y Diarrá en modo "pressing catch" desbocado, el Madrid hizo una segunda parte impropia de un equipo profesional. El Atlético le dio un repaso descomunal, llegando a gol en cada jugada, hasta que llegó el mazazo. Cassano dio un pase correctito e Higuaín cargó ligeramente a Zé Castro (habría sido expulsado de llevar camiseta a rayas, pero llevaba la camiseta interior blanco-nuclear que uniforma a los bandidos) para fusilar a Leo. Hubo cinco minutos de desesperación y zozobra, el Madrid jugó un poco al fútbol hasta que todo volvió a ser igual.
Los últimos 15 minutos fueron otra lección de fútbol vertical y sencillo, con triangulaciones rápidas y paredes hechas para crear superioridad. Todos olvidaron las prisas y la ansiedad y disfrutaron sobre el campo, haciendo el juego que habían olvidado durante los veintidós partidos anteriores. Se presiona ordenadamente y se luchan todos los balones, se apoya al compañero que tiene la pelota y se busca el desmarque. Al recibir se levanta la cabeza y se suelta la pelota de primeras, sólo se regatea en las bandas o al borde del área. Ganar jugando tan bien contra once almas en pena debería ser una obligación. El problema surge cuando se tiene una puntería nefasta y además el contrario te placa, te zancadillea o te clava los tacos en cada lance del juego.
Ilustraremos esto con dos casos de juzgado de guardia. Agüero recibe de espaldas y Cannavaro le clava los tacos en el tobillo. El argentino se retuerce en el suelo de dolor pero sus compañeros no protestan, quieren ganar el partido y continúan la jugada. Torres avanza y Cannavaro va a por él y le placa. El árbitro pita falta y el italiano protesta indignado. Lleva una amarilla. Sólo sería expulsado con el partido finiquitado, para maquillar estadísticas e intentar disimular el fraude. Otra muestra. Diarrá golpea a Jurado sin balón, después desplaza la pelota y se va a por el árbitro. Amarilla. En la penúltima jugada, agredió a Torres en la frontal con la excusa de que Higuaín estaba dormitando sobre el césped a 2 km de la jugada y el Atleti no había enviado el balón fuera. Diarrá terminó el partido. No merece la pena insistir porque todos tenemos clavadas en la retina las interminables imágenes de la pesadilla Daudén.
Hubo oportunidades hasta el final de todos los colores. Claras, muy claras, clarísimas y algunas transparentes. Agüero dribló a Casillas en la línea de fondo, colgó la pelota y Mista remató al centro para que Iker volara con los puños. Seitaridis cruzó demasiado la pelota tras robar un balón imposible a base de fuerza y coraje. Agüero se marchó de tres en el pico izquierdo del área y su tiro raso lo salvó Casillas con un pie milagroso. Rechaces, balones muertos en el área, rebotes, carambolas. Todas para los de siempre, para los que no hacen nada más que repartir leña y simular en el suelo. Para los que llegan una vez y sacan un punto. Porque son mala gente y los partidos están amañados, son una triste obra de teatro donde muere hasta el apuntador si es colchonero. Los de blanco sobreviven, puntúan fuera y siguen arriba porque tiene que ser así, porque hay verdades inmutables en la especie humana y no puede ser de otra forma y si un día lo es, el mundo se acaba. Porque ser atlético es un orgullo, ser madridista es una infamia y esta noche, otra más, el mundo siguió girando.

Leo Franco (sc):
inédito
Seitaridis (4): imperial
Zé Castro (2): sobrio
Perea (3): rapidísimo
Antonio López (2): atento
Maniche (2): luchador
Luccin (3): omnipresente
Galletti (2): incansable
Jurado (3): imparable
Torres (3): poseído
Agüero (3): genial
Mista (2): honrado
Daudén Ibáñez (sv, sin vergüenza): cleptómano

sábado, febrero 24, 2007

Jornada 23. Sevilla 3 - Atlético 1

Crónica de una muerte anunciada
Sul. Canal +

Los que seguimos al Atleti estamos acostumbrados a ver como crecen los equipos ante un grande. Las rayas colchoneras suponen una motivación considerable para los rivales, que, por desgracia, no es igualada nunca por la escuadra del Manzanares. Es muy difícil encontrar un partido reciente en el que el Atlético se haya comido en ganas a su rival, sobretodo si este rival es de nivel alto. Si a esta premisa aúnamos la observación de gran equipo en enorme crecimiento al contrincante, no es difícil barruntar que las opciones rojiblancas de ganar en el Pizjon eran bastante escasas. Aunque las había hasta 15 minutos antes del encuentro, justo cuando se confirmaron las alineaciones. Costinha iba a ser titular y Galletti y Jurado no. Lo repetiremos una vez más para Aguirre en concreto, y para cualquier idiota o entrenador en general. Un jugador malo no sólo no aporta nada sino que lastra. Todos en la vida hemos cargado con paquetes o incluso lo hemos sido y hemos comprobado personalmente que da igual que se refugien o te refugies bajo el escudo de la defensa. Son un agujero negro que todo lo pierde y que penaliza constantemente al equipo. La inmensa mayoría de los jugadores de contención actuales pertenecen a esta categoría. Nunca van a marcar un gol, nunca van a dar un buen pase, nunca van a hacer un buen disparo, ni siquiera te van a robar el balón. Su función se limita a hacer faltas y ni eso hacen bien. Porque casi siempre frenan a jugadores sin cabeza cuyas jugadas estan sentenciadas a terminar en desplomes o colisiones intencionadas. Por todo ello, no tiene ningún sentido dar minutos a Costinha, o a Gabi o cualquier petardo de esos. No acabo de comprender por qué lo que al menos a mí resulta tan evidente, no es denunciado a cada minuto por el resto del mundo mundial. Si alguien es capaz de explicar para qué sirve un Costinha que por favor lo comente. Yo creo que lo más que se puede alegar sin faltar a la verdad es, "más presencia" en la media, que se traduce en más estorbos y más perdidas. Por más inútiles que metas no vas a defender mejor. Vale, ya paro.

Las bandas, Seitaridis y Pernía. Las alas, Navas, Puerta, Alvés y David. No hubo batalla. Aguirre decidió cercenar sus propias alas para fortalecer el corazón rojiblanco. Lo único que consiguió fue desigualar todavía más el encuentro.
A los 21 minutos el Sevilla ya ganaba 2-0. Kanouté primero aprovechó un buen pase en largo de Alves para plantarse sólo ante Leo Franco. La defensa se comió el balón con patatas. El francés disparó bastanta mal, totalmente centrado, y Leo cantó haciendo un extraño y apartándose lo justo para no evitar el gol. Poco después, tras varios centros, Alves materializó el segundo con un disparo desde fuera del área. Leo falló de nuevo. El arquero argentino se lanzó muy tarde y el partido se acabó. En unos pocos minutos el Sevilla había conseguido ya los 3 puntos. Sólo entonces, cuando los locales se conformaron, el Atlético tuvo una ocasión. Luccin envió un buen pase al 'Kun', y éste, en vez de avanzar, optó por la opción equivocada y disparó cuando todavía estaba pisando la línea de la frontal. Palop se estiró bien y el Atlético se marchó al descanso con dos goles de desventaja aunque con un hombre más. Martí había sido expulsado por una entrada por detrás a Agüero. El colegiado le mostró una roja excesiva a mi entender.

La segunda mitad comenzó con un Atlético más enchufado. Los madrileños merodeaban las inmediaciones de Palop, pero su falta de precisión y de puntería son un lastre demasiado pesado para un equipo que quiere aspirar a Champions.
La conformidad lógica del Sevilla propició un penalti bastante evidente de David que el árbitro se negó a pitar. El defensa se llevó clarísimamente el esférico con la mano y con toda la intención del mundo.
A pesar de jugar con 10, el Sevilla marcó el tercero por mediación de Kanouté tras un saque de esquina de Alves (otra vez Alves), y una prolongación de Escudé.
Pablo maquilló el resultado tras no desperdiciar el rechace de otro penalti fallado por Torres.

Pésimo planteamiento de Aguirre y pésimo partido del Atlético. Los rojiblancos son ahora
conscientes de que la champions va a estar más que complicada, sobretodo si se deposita el juego del equipo en Costinha.

Leo (0): seguramente su peor partido desde que está en el Atleti.
Pernía (0): yo pedí su titularidad por su mejor centro y disparo. La verdad es que me equivoqué.
Pablo (0): ni el gol evita su puntuación.
Perea (O): desaparecido en combate.
Seitaridis (1): sigue siendo de lo mejor del equipo.
Costinha (0): ni siquiera se le vio.
Maniche (0): ya ni intenta sus pases en largo y en semicaída.
Luccin (1): de lo más cuerdo del equipo.
Mista (0): lentitud y más lentitud.
Agüero (3): jugadorazo el que se está forjando con el paso de las jornadas.
Torres (1): falló un penalti pero llevó algo de peligro.
Galletti (2): no comparto la corriente rojiblanca actual de decir que es malísimo. Siempre he
criticado su exceso de recortes pero es indudable que es bastante incisivo.
Jurado (1): hizo poco más que los que tienen un 0.
Gabi (sc): no sé si tocaría el balón.

sábado, febrero 17, 2007

Jornada 22. Atlético 1 - Ahtletic 0

'Kun' las víctimas
Sul. Estadio Vicente Calderón


No hubo sorpresa. Se repitió el partido de cada quincena en el Calderón. El mismo que contra el Recre, Real Sociedad, Getafe, Nastic, Osasuna... Un rival que tira a puerta una o dos veces y sin asustar, y un Atlético dominador que sin crear ocasiones claras es el que pone las ganas y la sensación de peligro.

La primera parte fue tan lamentable como siempre. Entre los dos equipos sumaron tres aproximaciones medianamente destacables. El Bilbao renunció desde el comienzo a cualquier intención de ataque y se apoyó en la necia esperanza de aguantar atrás y soñar con finalizar algún contragolpe imposible. Gracias a esta gran táctica logró disparar una vez o quizá dos en todo el partido. Su ocasión más clara fue a los 20 minutos cuando tras una serie de centros-tiros Aduritz remató fuera un balón a no más de 5 metros de Leo Franco.
El Atlético, sin alegría y con Luccin y Maniche especialmente grises, se encomendaron a los centros de Seitaridis –sin Galletti, él es el único entre laterales y extremos capaz de poner un balón- y a las combinaciones Torres-Agüero-Mista. Jurado una vez más no hizo nada. Lo más destacable de los madrileños antes del descanso fue una buena cabalgada de Torres que terminó en un centro rematado por Agüero, que asombrosamente siempre alcanza balones imposibles para un jugador de su estatura. El esférico se marchó fuera, pero no por mucho.

La segunda parte comenzó más movidita. Los del Manzanares se volcaron cada vez más y el gol merodeaba la meta de Aranzubía. Justo tras la salida al campo de Galletti por Jurado, Seitaridis centró excesivamente bajo y al defensa. Expósito se disponía a despejar cuando la ardi-rata Agüero se adelantó, controló y empalmó a la cepa del poste. En un visto y no visto había fabricado un gol de un mal centro.
Desde ese instante hasta el final del choque, el Atlético se limitó a defender y por tanto a dar oportunidades a un equipo sin ninguna pegada ni calidad.

Al final se consiguieron los 3 puntos que situan al Atlético quinto empatado con el cuarto. Nueva parada Sevilla. Y en menos de 10 días, el maligno...

sábado, febrero 10, 2007

Jornada 21. Valencia 3 - Atlético 1

Siempre se repite la misma historia
Sul. La Secta


El partido fue el sábado en Mestalla, pero ya desde el comienzo de la semana y en Madrid, los que siguen la extraña relación entre las declaraciones de la plantilla y sus inmediatos resultados, sospechaban que algo no iría bien. Siempre que el Atlético se acerca a algún objetivo tras una buena racha de resultados, algún jugador se anima a afirmar que somos aspirantes serios a tal objetivo y que se alcanzará a final de temporada. Y siempre, siempre, siempre, -es un hecho contrastado científicamente- el Atlético pincha ese fin de semana. Siempre se repite la misma historia.
En esta ocasión Galletti aseguró que conseguirían los tres puntos en Valencia. El resultado final estuvo lejos de ello.

No se trata de que los jugadores vayan diciendo que se va a perder, pero no estaría mal que fueran conscientes de que derrotar a un equipo como el Valencia va a ser tremendamente difícil y de que van a tener que estar concentradísimos. Si saltas al campo sin esa mentalidad, te descuidas más y si te descuidas, el rival puede aprovechar y llevarse un partido fácilmente sin ser superior a ti.

El encuentro comenzó sin un gran dominador. Quique planteó una estrategia mediocre y astuta. A pesar de ir cuartos y jugar en casa, el Valencia estaba muy echado a atrás y el Atlético llevaba el peso en el centro del campo. El Atleti era y es el grande y el Valencia la rata astuta que por supuesto se salió con la suya.
Con 6 defensas –Miguel, Ayala, Albiol, Moretti, Albelda y Marchena– los chés formaron un muro muy difícil de franquear para quienes tienen como mariscales a Luccin y Maniche. Cada imprecisión rojiblanca, algo frecuente, acababa en un contraataque rapidísimo entre Villa, Vicente y Morientes –Silva estuvo más apagado–. De haber tenido un jugador con más calidad para aguantar el balón y para dar pases decentes, Albelda y Marchena hubieran mostrado todas sus carencias y hubieran acabado dando palos. El Atlético a lo mejor hasta se hubiera adelantado y Quique se hubiera comido a sus defensas con patatas, pero como cada partido desde hace más de 6 años, estamos condenados a no ver ni un pase al hueco que deje sólo a Torres o a Agüero.

A pesar de todo, como el Atleti no tiene tan mal equipo, y como el Valencia estaba tan atrás, los madrileños llegaban hasta los tres cuartos con bastante frecuencia. En un saque de esquina, se rozó el gol. Mista remató de cabeza y Albelda despejó bajo palos. Poco después el Valencia dio la réplica. En otro córner, Villa la colgó y Ayala, libre de marca y entrando solo, cabeceó a placer. El balón entró por el primer palo dónde Antonio López había dado los pasos justos para no poder interceptar el esférico. La concentración nos pasaba factura.
Hasta el descanso, el Atlético tomo las riendas pero eran los valencianos quienes llevaban más peligro con sus vertiginosas contras. Los rojiblancos tocaban, pero sin ninguna visión era imposible atravesar la gruesa línea defensiva. De vez en cuando, Mista lograba rematar alguna jugada e incluso poco antes del descanso, el murciano dispuso de una ocasión clarísima para empatar. Jurado colgó al área, la zaga se comió el balón y Mista al que le hubiera bastado dar un leve toquecito a la pelota, puso mal el pie de la pierna equivocada y no llegó a golpear.

A los 10 minutos de la segunda parte Vicente se coló por la banda puso un centro raso que se coló entre las piernas de Zé Castro y Morientes solo remató a gol. Con Perea tal vez no hubiera pasado. La velocidad del colombiano seguramente hubiera ayudado mucho en este partido.
Tan sólo 2 minutos después Mista sorprendió a Cañizares con un disparo raso y ajustado desde la frontal que se coló pegado al palo izquierdo. El Atlético se volvía a meter en el partido y estuvo a punto de empatar por mediación de Jurado. Tras un centro de Galletti que había entrado sustituyendo al 'Kun', el gaditano disparó a las nubes desde la esquina izquierda del área pequeña.
En una nueva contra, Vicente centró otra vez una pelota semirrasa que humilló definitivamente a la zaga colchonera. Mientras el Atlético se pasa jornadas y jornadas enteras centrando sin conseguir que ninguno de sus delanteros logre rematar. El Valencia con un centro de lo más sencillo y eso sí, con un delantero que sí sabe que para rematar debe situarse delante de los defensas marcó su tercer gol de 4 disparos.
No hubo más partido. Aguirre además se aseguró de ello sacando a Costinha y a Gabi.

La siguiente jornada contra el Bilbao es vital. Hay que ganar los tres puntos como sea puesto que después tenemos que viajar hasta Sevilla para jugar en el Pizjuán y después en casa contra el maligno, que, aunque está atravesando un mal momento, nosotros somos especialistas en desaprovechar nuestras oportunidades y ellos tirarán una vez y meterán 3 goles.

Leo Franco (2): Recibió 3 goles pero no podía hacer nada en ellos ¿o sí?. Tal vez el especialista Bufón pueda asesorarnos con su amplia experiencia adquirida gracias a su maestro en la playa.
Antonio López (0): No sé qué aporta al equipo.
Pablo (0): No sirve para nada.
Zé Castro (2): Gracias a él, ahora la salida del balón es mucho más sencilla.
Seitaridis (2): Jugó a su nivel habitual.
Luccin (2): Lo mismo de siempre.
Maniche (0): Apareció poco y mal.
Mista (2): Estuvo bastante fallón pero marcó un buen gol y participó mucho.
Jurado (0): Pierde muchísimos balones y encima falló una buena ocasión.
Torres (1): No acabo de conectar con el resto del equipo.
Agüero (1): Estuvo todavía más aislado que Torres.
Galletti (min 63, 2): Llegó bastante por su banda.
Costinha (min 71, 0) y Gabi (min 71, 0): Nadie esperaba nada de ellos.

Aguirre (0): Debe sacar a Pernía ya. Galletti debió jugar todo el partido. La pareja de centrales debe ser Perea y Zé Castro.

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