martes, febrero 07, 2006

Jornada 22. Barcelona 1 - Atlético 3

EL ATLETI PRESENTA SU CANDIDATURA AL TÍTULO
Mi casa / PPV - Sul

Habitualmente un equipo modesto disfruta de una buena racha y logra alguna hazaña particular consiguiendo un buen puesto en la liga o alcanzando una ronda avanzada en algún torneo basado en eliminatorias. Se les suele llamar equipos revelación.
Un poco más selecto es el conjunto de los clubes que llevan toda la vida jugando en primera, cuyos estadios y futbolistas son conocidos y recordados con cariño por todos. Se les conoce por clásicos y a veces hasta por históricos.
Muy restringido ya, es el grupo de aspirantes que cada temporada sueña con alguna posibilidad, en levantar algún título y acrecentar su leyenda. Son los favoritos.
Y ya reservado para la nobleza, es el trío de clubes cuya dilatada historia está escrita en letras de oro por los títulos cosechados con gloria y sacrificio. 'Grandes' es el calificativo que lucen con orgullo.
Pero de entre todos, hay uno que destaca por ser capaz de realizar las más grandes gestas. De alcanzar las metas más lejanas e imposibles. De descender a los infiernos para volver renacido a la élite, impulsado por la ilusión de una hinchada que partido tras partido, derrota tras derrota, anhelaba con volver a vivir una noche de gloria. Y por supuesto, capaz de jugar una temporada en la más nefasta mediocridad y ganar con un juego brillante al equipo más temido del mundo y en su feudo. Estoy hablando del Atlético de Madrid. No podría ser otro.
¿Capaz de remontar lo irremontable y alcanzar Europa? ¿Capaz de alzarse con el título? Estoy hablando del Atlético de Madrid. No podría ser otro. Dichas preguntas no tendrían sentido.

Con el corazón encogido, por el respeto hacia un equipo que contaba por victorias más de las tres cuartas partes de sus encuentros en esta temporada, la afición colchonera sentía que, por muchas bajas que tuviera su rival, era el campeón el que estaba en frente y no perder iba a ser una tarea difícil. Pero este Atleti es mucho Atleti, y los temores iniciales dieron paso al optimismo tras los primeros instantes. La escuadra colchonera le estaba jugando de tú a tú al Barcelona, ningún equipo prevalecía sobre el otro. Los de Pepe Murcia no paraban de buscar pases a la espalda de la defensa dirigidos por un espléndido Ibagaza que a su vez era escudado por un poderoso Luccin. En el otro bando, Messi se echaba el equipo a la espalda y sus veloces carreras, en las que el balón no se despega de sus pies, eran una tortura que la defensa y el medio rojiblancos sólo eran capaces de solucionar sumando hombres en torno al argentino.

El Barcelona mandaba en la posesión, pero no acababa de crear ocasiones. Tan solo Larsson, recortando y enviando el balón fuera desde cerca del área pequeña tras un excelente pase de Iniesta, consiguió inquietar seriamente la meta de Leo Franco. Sin embargo la presión ejercida por el Atlético, añadida a la falta de creatividad blaugrana, en parte por las bajas, en parte por el error de escorar a Deco en la banda izquierda, empezaba a desquiciar a su oponente. Era el Barça el que tenía el balón, pero era el Atleti el que se preparaba para inaugurar el marcador. Cada contra rojiblanca era ejecutada con una velocidad vertiginosa. No puede, no debe ser de otro modo -y así lo ha entendido el 'Califa'- cuando en tus filas cuentas con jugadores que destacan por una rapidez incisiva: Petrov, Galletti, Torres, Maxi y un Ibagaza renacido que ahora lucha y presiona como un perro de presa.

Los del Manzanares avisaban con un Torres que esta vez sí, no dudaba en chutar, y que hasta consiguió enganchar un buen disparo que cogió portería pero que una vez más fue anulado por la ineptitud de los linieres. El Barça no se dio por aludido y poco después el 'caño' puso un centro en diagonal que entre Oleguer, Gabri y algún jugador del Atleti convirtieron en un balón muerto y botando a 7 metros de la portería de Valdés para que Torres rematara con fuerza hacia el suelo y subiera el 0-1 al marcador.
Lejos de echarse atrás como ocurría con Bianchi, el equipo mantuvo su concentración y compromiso al máximo. La defensa rojiblanca era un muro, y recordaba a la de la temporada pasada.
El partido estaba igualado pero el Barcelona carecía de pegada, y la poca que tenía se iba a desvanecer tras el descanso. Rijkaard tuvo que quitar por lesión a Messi y decidió dar entrada a Giuly. Además Ezquerro saltó al césped por un desaparecido Van Bommel. En el Atleti no hubo cambios. Ni nadie pensaba que los fuera a haber por lo menos hasta muy al final, ya que no tiene sentido sacar a los Colsa, Gabi o Mario Suárez, a no ser que sea para perder tiempo.

Justo antes de la reanudación las cámaras de PPV enfocaron al palco blaugrana, Laporta por supuesto no había tomado todavía asiento. Una vez más tentaba a esa suerte que hace que siempre metan gol justo al comenzar la segunda mitad siempre y cuando el presidente todavía no se haya sentado. Sin embargo Cerezo sí estaba en su lugar. Mientras, en el campo, Petrov dejaba pasar involuntariamente un balón que llegaba a Torres, éste le devolvía el esférico al ahora un búlgaro embalado cuya estela seguía un Oleguer que no alcanzaba ni a agarrarle de la camiseta. Se repetía la cabalgada de la primera vuelta que entonces supuso el 1-1. Maxi se desmarcaba en el punto de penalti, para recibir el pase de la muerte en un decimal fuera de juego que no fue señalado. Era el 0-2. El 'new' camp enmudeció. Para los atléticos sin embargo, quedaba toda la segunda mitad, mucho tiempo para sufrir.

En los siguientes minutos, esta vez sí, el Atleti bajó el ritmo y el Barça, a base de corazón, llevaba algo de peligro hasta la meta colchonera. Por bajo la defensa comandada por un todopoderoso Perea era imbatible, pero por alto, especialmente en los corners, el peligro era constante. Puyol remató a placer un centro desde la derecha que por fortuna no cogió ninguno de los palos y pudo ser despejado por Leo. Petrov dio su contestación con un espectacular 'trallón' desde 35 metros que después de golpear en el larguero resultó despedido hacia más allá de la troposfera. Hubiera supuesto el 0 a 3 y el partido se hubiera acabado. Demasiado fácil para el Atleti. Había que incluir más tensión, y esta llegó en una buena jugada entre Deco, Iniesta y Larsson en la que Perea tuvo su punto negro de la noche al no prever la internada del de Fuentealbilla (no confundir con Ardillas, pueblo natal imaginario de Pablo Ibáñez)

Los blaugrana se crecieron mientras que el Atleti no parecía ni ponerse nervioso ni apretar el acelerador ni nada. Lo bueno es que esta vez los que estaban en el mediocampo eran Luccin, Ibagaza y Galletti. Sobretodo Ibagaza y Galletti que continuamente se buscaban y cuya calidad y maestría a la hora de aguantar el balón hacía tiempo que no se veía en este equipo. Entre los tres comenzaron muchos contragolpes que unas veces por el cansancio y otras por el muelle que tenía el otro linier bajo el brazo, nunca acababan sentenciando el partido. Pero a 15 minutos del final por fin se logró el tercer tanto esperado tras una bonita jugada entre todo el ataque rojiblanco y culminada por un buen pase de Maxi al 'niño' que este casi desaprovecha con un control mediano. A pesar de todo el 9 de España, guardó las apariencias y materializó el 1-3 que ya sí hacía tocar la victoria a toda la parroquia rojiblanca.

De aquí al final hubo dos ocasiones claras, la primera de Ibagaza que fue arrollado clarísimamente por Gabri, tras controlar un centro fruto de una buena carrera por la banda del 'niño'. Y la más espectacular, rozando el final del partido, un voleón de Iniesta desde dentro del área, que todavía no se sabe como, Leo consiguió interceptar dándole tiempo a poner las manos en la trayectoria de un balón que había salido desde unos escasos 4 metros de su posición.

Tres victorias consecutivas que no se lograban desde la época de Manzano, en concreto desde hace 25 meses. El próximo mes, sin salir de Madrid, será decisivo para las verdaderas aspiraciones rojiblancas. Real Sociedad, Getafe y Málaga son más que asequibles si se mantiene el nivel de juego de los últimos partidos. Después vendría un Madrid que ya son palabras mayores, pero que de haber cumplido nosotros en los tres partidos anteriores, puede jugarse la liga contra un equipo lanzado.
Pero estas cuentas o cuentos de la lechera están bien para el aficionado, el jugador debe saber que basta perder o empatar contra la Real Sociedad para que todo se quede en nada. En eso, en el Atleti somos expertos.

Leo Franco (3): Cuando tuvo que intervenir lo hizo con acierto. Su parada final es un alarde de reflejos.
A. López (2): Buen partido del alicantino que se perderá el siguiente por una entrada tal vez innecesaria sobre Messi.
Perea (3): Muy bien. Lo despejó todo. Tuvo alguna entrada a destiempo y por alto tiene que mejorar.
Pablo (3): Igual que Perea.
Molinero (2): Estuvo a la altura de Velasco aunque eso tampoco sea algo impresionante.
Luccin (3): Se entiende con Ibagaza a la perfección.
Ibagaza (3): Brillante partido del 'caño'. Luchó, jugó al primer toque, nunca desapareció del partido. En algún momento he pensado en ponerle un 4.
Galletti (3): Excelente jugador el que Bianchi se empeñaba en mantener en el banquillo. Tiene mucha calidad y pegada.
Petrov (2): Estuvo muy impreciso y a pesar de todo mostró grandes cosas. Ejemplo de que un jugador bueno, incluso jugando mal es mejor que un Zahínos o un Colsa.
Maxi (3): Como ante el Dépor -y como siempre- intervino poco pero cuando toca el balón lo hace bastante bien. Otro gol más en su cuenta.
Torres (3): Como siempre, tremendamente participativo y luchador aunque algo torpe, esta vez menos. Su entrega y sus goles se merecen claramente un 3.
Gabi (2): No hizo nada, pero por lo menos no estropeo lo que se encontró.
Colsa (s.c)
García Calvo (s.c)


Comentarios:
Como dijo el padre del editor, se cumplió el trámite.
 
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