miércoles, octubre 04, 2006

Jornada 5. Real Madrid 1 - 1 Atlético

El perdonavidas
PPV- Editor Bufón

Hacía mucho tiempo, desde la gran noche de Jimmy Floyd Hasselbaink, que el Atlético no tenía tan cerca la victoria en el Bernabéu. La olfateó de cerca durante todo el partido, sobre todo en un comienzo arrollador y en una última pelota que desperdició Sergio Agüero en un fallo imperdonable. Queda la sensación de que nunca el Atlético hará tanto y el Madrid tan poco y, sin embargo, pasará otro año sin derrotar al gran rival en su cancha.

Aguirre se ha afianzado en el cargo con un planteamiento claro desde el primer minuto: presión en todo el campo, las líneas muy adelantadas, salida rápida del balón y atención especial a Guti. Sus jugadores le entendieron a la perfección y borraron al Madrid del campo durante la primera media hora, robaron la pelota en campo contrario y buscaron con verticalidad la meta de Casillas. Tanta agresividad tuvo su lado negativo: algunas faltas innecesarias sobre Guti que costaron muchas tarjetas y, especialmente, la precipitación en los metros finales. Al aficionado colchonero parecía bastarle esa imagen de equipo bien plantado, luchador y con calidad que desconcertó a un Bernabéu mudo, que entiende que el fútbol consiste en rugir ante las filigranas y piscinazos de los suyos. Pero la noche merecía más.

Especialmente cuando Maxi Rodríguez, ese rematador implacable, arrastró a los centrales y dejó el balón de cabeza al área chica. Vio la llegada de Mista y el murciano superó la salida de Casillas con el exterior del pie izquierdo. El luminoso marcaba el minuto 6 de partido y el Atleti se adelantaba en el marcador en un fogonazo de fútbol brillante y directo. Habría más ocasiones de apuntillar a los blancos, pero esa maldición del "Pupas" que nos persigue desde la final contra en Bayern se apoderó de los nuestros en la suerte crucial. Primero Petrov enganchó una volea soberbia que se marchó unos metros por encima de la escuadra. Poco después, un tiro de Maniche tocó en un defensor y provocó el paradón de Casillas. Y sería de nuevo el portugués el que ignoraría a Torres dentro del área y buscaría una vaselina imposible con la puntera. Aunque para vaselinas criminales nos quedaba todo por ver.

El gol del empate fue el premio a la nada futbolística, a la propuesta de sacar destructores (Emerson y Diarrá) que no destruyen, defensas que no defienden (Cannavaro, Ramos) y delanteros que no tiran a puerta (Van Nistelrooy). El único que sabe tocar la pelota en el Madrid millonario es José María Gutiérrez, un tipo de la casa de 30 años y que quedará siempre en la eterna promesa de la diadema y el taconazo. Aguirre lo sabía y la desgracia le dio la razón: el madrileño encontró dos metros en la banda izquierda y puso la pelota en el corazón del área. El que nunca hizo nada porque nunca sabrá, el torpe "patito feo" que la prensa encumbró a lo más alto: Raúl González Blanco regresó casi un año después al área rival. Surgió desde la noche de los tiempos, enterrado en el anonimato desde que recortó a Juanma López en la prehistoria del fútbol, colocando el interior de su pie derecho para batir por bajo a Leo Franco. Su celebración era nuestro escarnio, el aullido del Bernabéu escocía en la herida eterna de nuestra deshonra. Volver a empezar. El descanso llegó porque era inevitable y gracias a Dios salvó al equipo del Manzanares. Desconcertados y apocados tras el gol blanco, los jugadores se vinieron atrás y perdieron su intensidad defensiva. Sólo cabía esperar que Aguirre les refrescara en el vestuario la receta que tan bien habían aplicado hasta entonces.

No hubo cambios aunque los primeros minutos fueron de dominio indefinido. Poco a poco el Atlético se fue haciendo con el control, ya que Luccin y Maniche volvieron a tener metros para revolverse y jugar el balón con tranquilidad. Sólo Capello puede explicar en su español troglodita a qué juegan dos troncos como Diarrá y Emerson, perdidos en tierra de nadie y que ni crean ni destruyen, sólo transforman el fútbol en algo incomprensible. El Atlético llegaba con menos claridad y sólo Maxi descerrajó la zaga blanca recortando desde el costado izquierdo del área y buscando un lanzamiento raso al exterior de la red. La expulsión de Ramos ayudó. El sevillano se deshizo de Torres con un manotazo y se ganó si no la roja, al menos la segunda amarilla. Cualquier disculpa que haga la afición madridista de la acción de Ramos es definitoria de su conocimiento de este deporte. Con más espacios y contra diez, el Atlético se enredó al hacer más pequeño el campo y eso facilitó la defensa desesperada de los madridistas. El 'Kun' jugó su primer derby y lo hizo casi todo bien, provocando las faltas y abriendo huecos a sus compañeros. Casillas le sacó un tremendo disparo, seco y ajustado al palo, aunque todavía tendría una ocasión más clara de desequilibrar el partido. Pudo ser el héroe pero quiso ser el villano, construyendo una gran pared con Torres y quedándole el balón solo ante la salida de Casillas. El argentino pecó de vanidad, se creyó más grande de lo que es y demostró lo mucho que le queda por aprender del fútbol. Buscó una vaselina innecesaria e imposible, levantando muchísimo el balón y mandando a las nubes el último sueño rojiblanco. Se escapaban vivos.

Leo Franco (3): perfecto como siempre, estuvo a punto de atajar el remate de Raúl y metió un pie extraordinario ante Van Nistelrooy en la primera parte.
Seitaridis (2): se incorporó en alguna ocasión hasta la línea de fondo y defendió con seriedad.
Pablo (2): mejoró notablemente sus últimas actuaciones.
Perea (2): rápido y atento en todas las jugadas.
Pernía (1): no se mostró en ataque y se despistó en el gol blanco.
Maxi (3): el argentino es un jugadorazo descomunal. Canalizó todo el peligro de los rojiblancos con una presencia constante en el remate.
Luccin (2): con metros el francés construye juego con cierto sentido, aunque sigue necesitando a un medio más creativo a su lado.
Maniche (2): no hay color entre él y su compatriota Costinha, aunque marró una ocasión clara por no ceder el balón a Maxi.
Petrov (2): fue bajando de rendimiento con el paso de los minutos, pero su primera parte fue muy buena.
Mista (3): incisivo y luchador, empezó como un vendaval y robó muchos balones que pudieron ser decisivos. Aparte de sacrificarse por el equipo tiene calidad como demostró al anotar su primer gol oficial como rojiblanco.
Torres (1): se empeñó en la jugada imposible, regateando a ochocientos centrales y mediocentros por el medio del campo, cosa muy complicada si se avanza en línea recta como un blindado sin control. Fue el principal artífice del desastre creativo de los últimos minutos.
Agüero (1): muy entonado pero falló en la suerte decisiva y su rocambolesco intento de vaselina no tiene justificación posible. Aguirre debe abroncarle para que no vuelva a repetirse.
Galletti (sc): sin tiempo ni balón, en poder de Torres arrollando a defensas o de Agüero ametrallando pájaros.

Comentarios:
Capello, tú si que eres un tramposo, ¿te recordamos el descenso de tu 'Juve' por amañar varios Scudettos? Repíteme a la cara que Torres se tira, especie de cara-ladrillo transalpino
 
No esperaba que gaspar rosetti siguiera en activo y menos en un blog de tanta enjundia...El fascista de Capello además de tramposo es maricón.
 
Típico partido del Atleti y el Madrid: el Atleti juega bien, el madrid no hace nada y obtiene un resultado injusto. ALIRÓN ALIRÓN EL ATLETI ES CAMPEÓN!
 
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