viernes, abril 20, 2007
Jornada 29. Villarreal 0 - 1 Atlético
INSTINTO DE SUPERVIVENCIA
Editor Bufón-Canal Pus
Quizá nos ayudaron los pensamientos positivos de los que antes eran malos, tal vez la Fortuna haya decidido dejar de clavar sus fieros colmillos en la carne atlética o, simplemente, el destino derrotista de nuestros colores pasó de largo. Una jugada polémica, que ha enfrentado los criterios de nuestros dos redactores, dio los tres puntos al equipo colchonero y le mantuvo aferrado al sueño europeo.
El Atlético se asemejó al conjunto ordenado y con las ideas claras que, en la primera vuelta de la Liga, se convirtió en un visitante más que peligroso. Salió muy enchufado al partido aunque el primer despiste defensivo pudo costar caro: terminó en un taconazo de Josico que lamió la cepa del poste de Leo. Aparte de este tremendo susto, Luccin y especialmente Gabi controlaron el centro del campo y junto con Galletti y Torres mantuvieron la pelota cerca del área amarilla. Así, una buena llegada de Galletti la rechazó con apuros Viera y Agüero no acertó a pescar el rechace, que Torres estrelló posteriormente en el cuerpo de un defensa. Eller también desaprovechó en un córner un cabezazo a bocajarro tras una ‘cantada’ de Viera, quien pidió una falta inexistente hasta llevarse una justa amarilla. La falta de puntería comenzaba a lastrar a los rojiblancos, hasta que llegó la jugada de la semana.
Tras un córner, Torres cayó sobre Guille Franco y el mejicano se quedó tendido en el área chica de Viera. El rechace llegó hasta la banda derecha, donde Agüero recortó, miró al área y puso un buen centro. Alguien prolongó de cabeza y Eller, habilitado por Guille Franco, remató a gol. Y se armó el belén. Personalmente, sin que mi opinión represente a mis compañeros de crónicas, creo que el ‘Kun’ no vio a Guille y que Eller, aunque lo viera, estaba obligado a rematar el balón. En una jugada tan rápida y confusa, nadie sabe lo que ha ocurrido porque todo el mundo mira el balón y a su marcador, hay 21 jugadores junto al área y es imposible que los futbolistas estén pendientes de eso. Si Agüero o cualquier otro hubiese visto a Franco en el suelo, todos hubierámos dudado seriamente si estaba concentrado en el partido o viéndolas venir. En cuanto a las peticiones absurdas de dejarnos marcar un gol para compensar… en fin, creo que no hace falta comentario ninguno. Esperemos que esta polémica innecesaria sirva para que se establezca un acuerdo claro sobre lo que se debe hacer en estos casos: si el árbitro no considera que el futbolista tendido sobre el césped obstaculiza seriamente la jugada, ésta debe continuar.
Guille Franco fue la viva estampa del victimismo más indigno, porque tras retorcerse de dolor durante tres minutos, lanzó una salvaje entrada a Luccin que mereció una roja directa. Por mucho que Pellegrini le retirara en el descanso, en un lamentable intento de aparentar que estaba lesionado, el delantero mexicano dejó a las claras que no padecía ningún mal, si exceptuamos la cara dura de simular cojera cuando le enfocaban las cámaras.
Se llegó al descanso con ventaja en el marcador y una cierta superioridad en el juego. Poco a poco, al ver que el segundo gol no llegaba, Aguirre comenzó a acobardarse. Así llegaron los Pernía y Costinha y fuimos retrocediendo hasta las fauces de la caverna. El Villarreal consiguió los metros que le habían faltado hasta entonces y comenzó un auténtico asedio, sin demasiado criterio pero empujando con balonazos frontales. De nada sirvieron un par de ocasiones de Torres, otra de Kun, una más de Gabi… como siempre, hubo que sufrir.
Entonces se lamentaron las ocasiones perdidas, el mal día de Agüero… pero especialmente el miedo cerval de Aguirre a ampliar un marcador tan rácano. Entonces llegó el último acto del sufrimiento. Galletti lanzó la enésima contra, el autopase se le fue doscientos metros pero cayó a los pies de Gabi. Éste, desafortunadísimo de cara a puerta, galopó hasta el área amarilla y cuando soltaba el balón, probablemente hacia ninguna parte, recibió una patada de Pirés. El francés se marchó al vestuario y Torres tembló desde los 11 metros. Miró hacia el suelo, perdió la mirada en el césped, fue al disparo y la telegrafió. Viera adivinó el lanzamiento y todo se puso otra vez oscuro, los nubarrones asolaron el Madrigal y Torres ni siquiera maldijo. Se lamentó levemente, como el que sufre una maldición divina, como aquél que no puede hacer nada por escapar del azote implacable de la tradición perdedora del Pupas.
Por suerte, el árbitro no inventó ningún penalti en nuestro área. José Mari, otro ser indigno que escupe contra sus antiguos colores, se autoenganchó con Perea pero por una vez los hados fueron benignos. El Atlético escapó de Villarreal envuelto en la polémica, en las malas formas de la directiva local amenazando a la nuestra, contra la marea de las acusaciones indignas de la tropa del Plus que lanzaba el “aquelarre” el 13 de marzo. Es el sino atlético, ganar con un pie en la agonía y el otro en la incompresión. Ojalá tengamos, dentro de unos meses, los dos pies en Europa.
Leo Franco (2): seguro en el juego aéreo pero sin demasiadas intervenciones.
Perea (2): mejoró notablemente su última actuación en el costado derecho.
Eller (2): tiene llegada aunque arrastra la formación marrullera del fútbol turco.
Pablo (2): extraordinario en el corte y la anticipación.
Antonio López (1): el más flojito de la zaga.
Luccin (1): continúa en un severo bache de juego.
Gabi (2): completó uno de sus mejores partidos como rojiblanco, aunque estuvo pésimo de cara al gol.
Jurado (2): en su línea de alternar jugadas de categoría con pérdidas ridículas.
Galletti (2): rápido y vertical aunque anclado en su escasa galería de recortes.
Torres (2): combinó jugadas grandiosas con la inmadurez del penalti.
Agüero(1): apagado cerca del área y torpe en la definición. A pesar de ello, sigue teniendo una chispa muy especial.
Pernía (1): no aportó absolutamente nada.
Costinha (0): trajo el pánico a la afición, porque perdimos el balón, retrocedimos 20 metros y la solución del “ministro” fue repartir patadas a diestro y siniestro.
Mista (sc)
Aguirre (0): cagón.
El Atlético se asemejó al conjunto ordenado y con las ideas claras que, en la primera vuelta de la Liga, se convirtió en un visitante más que peligroso. Salió muy enchufado al partido aunque el primer despiste defensivo pudo costar caro: terminó en un taconazo de Josico que lamió la cepa del poste de Leo. Aparte de este tremendo susto, Luccin y especialmente Gabi controlaron el centro del campo y junto con Galletti y Torres mantuvieron la pelota cerca del área amarilla. Así, una buena llegada de Galletti la rechazó con apuros Viera y Agüero no acertó a pescar el rechace, que Torres estrelló posteriormente en el cuerpo de un defensa. Eller también desaprovechó en un córner un cabezazo a bocajarro tras una ‘cantada’ de Viera, quien pidió una falta inexistente hasta llevarse una justa amarilla. La falta de puntería comenzaba a lastrar a los rojiblancos, hasta que llegó la jugada de la semana.
Tras un córner, Torres cayó sobre Guille Franco y el mejicano se quedó tendido en el área chica de Viera. El rechace llegó hasta la banda derecha, donde Agüero recortó, miró al área y puso un buen centro. Alguien prolongó de cabeza y Eller, habilitado por Guille Franco, remató a gol. Y se armó el belén. Personalmente, sin que mi opinión represente a mis compañeros de crónicas, creo que el ‘Kun’ no vio a Guille y que Eller, aunque lo viera, estaba obligado a rematar el balón. En una jugada tan rápida y confusa, nadie sabe lo que ha ocurrido porque todo el mundo mira el balón y a su marcador, hay 21 jugadores junto al área y es imposible que los futbolistas estén pendientes de eso. Si Agüero o cualquier otro hubiese visto a Franco en el suelo, todos hubierámos dudado seriamente si estaba concentrado en el partido o viéndolas venir. En cuanto a las peticiones absurdas de dejarnos marcar un gol para compensar… en fin, creo que no hace falta comentario ninguno. Esperemos que esta polémica innecesaria sirva para que se establezca un acuerdo claro sobre lo que se debe hacer en estos casos: si el árbitro no considera que el futbolista tendido sobre el césped obstaculiza seriamente la jugada, ésta debe continuar.
Guille Franco fue la viva estampa del victimismo más indigno, porque tras retorcerse de dolor durante tres minutos, lanzó una salvaje entrada a Luccin que mereció una roja directa. Por mucho que Pellegrini le retirara en el descanso, en un lamentable intento de aparentar que estaba lesionado, el delantero mexicano dejó a las claras que no padecía ningún mal, si exceptuamos la cara dura de simular cojera cuando le enfocaban las cámaras.
Se llegó al descanso con ventaja en el marcador y una cierta superioridad en el juego. Poco a poco, al ver que el segundo gol no llegaba, Aguirre comenzó a acobardarse. Así llegaron los Pernía y Costinha y fuimos retrocediendo hasta las fauces de la caverna. El Villarreal consiguió los metros que le habían faltado hasta entonces y comenzó un auténtico asedio, sin demasiado criterio pero empujando con balonazos frontales. De nada sirvieron un par de ocasiones de Torres, otra de Kun, una más de Gabi… como siempre, hubo que sufrir.
Entonces se lamentaron las ocasiones perdidas, el mal día de Agüero… pero especialmente el miedo cerval de Aguirre a ampliar un marcador tan rácano. Entonces llegó el último acto del sufrimiento. Galletti lanzó la enésima contra, el autopase se le fue doscientos metros pero cayó a los pies de Gabi. Éste, desafortunadísimo de cara a puerta, galopó hasta el área amarilla y cuando soltaba el balón, probablemente hacia ninguna parte, recibió una patada de Pirés. El francés se marchó al vestuario y Torres tembló desde los 11 metros. Miró hacia el suelo, perdió la mirada en el césped, fue al disparo y la telegrafió. Viera adivinó el lanzamiento y todo se puso otra vez oscuro, los nubarrones asolaron el Madrigal y Torres ni siquiera maldijo. Se lamentó levemente, como el que sufre una maldición divina, como aquél que no puede hacer nada por escapar del azote implacable de la tradición perdedora del Pupas.
Por suerte, el árbitro no inventó ningún penalti en nuestro área. José Mari, otro ser indigno que escupe contra sus antiguos colores, se autoenganchó con Perea pero por una vez los hados fueron benignos. El Atlético escapó de Villarreal envuelto en la polémica, en las malas formas de la directiva local amenazando a la nuestra, contra la marea de las acusaciones indignas de la tropa del Plus que lanzaba el “aquelarre” el 13 de marzo. Es el sino atlético, ganar con un pie en la agonía y el otro en la incompresión. Ojalá tengamos, dentro de unos meses, los dos pies en Europa.
Leo Franco (2): seguro en el juego aéreo pero sin demasiadas intervenciones.
Perea (2): mejoró notablemente su última actuación en el costado derecho.
Eller (2): tiene llegada aunque arrastra la formación marrullera del fútbol turco.
Pablo (2): extraordinario en el corte y la anticipación.
Antonio López (1): el más flojito de la zaga.
Luccin (1): continúa en un severo bache de juego.
Gabi (2): completó uno de sus mejores partidos como rojiblanco, aunque estuvo pésimo de cara al gol.
Jurado (2): en su línea de alternar jugadas de categoría con pérdidas ridículas.
Galletti (2): rápido y vertical aunque anclado en su escasa galería de recortes.
Torres (2): combinó jugadas grandiosas con la inmadurez del penalti.
Agüero(1): apagado cerca del área y torpe en la definición. A pesar de ello, sigue teniendo una chispa muy especial.
Pernía (1): no aportó absolutamente nada.
Costinha (0): trajo el pánico a la afición, porque perdimos el balón, retrocedimos 20 metros y la solución del “ministro” fue repartir patadas a diestro y siniestro.
Mista (sc)
Aguirre (0): cagón.
Comentarios:
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Sois lo peor, aunque por mucho que robeis siempre estareis por detras de nosotrs,segundo equipo de Madrid.Podriais aprender del CABALLERO DEL HONOR para ir por los campos de formamenos ruin
Sois lo peor, aunque por mucho que robeis siempre estareis por detras de nosotrs,segundo equipo de Madrid.Podriais aprender del CABALLERO DEL HONOR para ir por los campos de formamenos ruin
Lo que hizo el Atleti es lo más justo que se podía hacer. Cualquier otra solución hubiera sido MÁS injusta.
A los madridistas que opinan que el Atleti se debió meter un gol: ¿Por qué el Madrid no se metió un gol cada vez que robaba a favor suyo Daudén en el Calderón?
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A los madridistas que opinan que el Atleti se debió meter un gol: ¿Por qué el Madrid no se metió un gol cada vez que robaba a favor suyo Daudén en el Calderón?
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